WikiLeaks nunca llegó a la Luna

“The first serious infowar is now engaged. The field of battle is WikiLeaks. You are the troops” John Perry Barlow* en twitter

image

La relación entre poder y devenir histórico puede analizarse bajo dos visiones opuestas: los grupos humanos se desenvuelven de una forma predecible y mensurable, o están gobernados por la indeterminación. Abonando la primer visión puede concluirse con un alto grado de certeza, cómo con la suficiente formación e información, un pequeño grupo de individuos poderosos, podría manejar las sociedades a su antojo eternamente, tal como el director de teatro escribe el guión que luego los actores interpretan. Si esto fuese así, el famoso razonamiento “quién se perjudica/quién se beneficia” serviría, como único elemento, para explicarlo todo: si A se beneficia, evidentemente, A urdió la escena para que los actores interpreten este papel.

Lamento informarles a quienes sostengan esta clase de epistemología política, el alto grado de ingenuidad interpretativo que los condiciona. Los grupos humanos son impredecibles, los rivales, los propios, y especialmente los que se encargan de ejecutar las políticas que define el mismo poder. No atribuyamos a la conspiración, lo que se explica con simple estupidez. Por esta razón y no por otra, todo aquel que ocupa un cargo de poder, esta condenado a leer todos los diarios con el desayuno, y tener cinco televisores encendidos a la vez en su bunker: como los humanos son impredecibles, la realidad es impredecible, no importa cuanto poder se tenga, ni cuanta información se maneje, el poder sabe tanto como cualquier persona medianamente informada sobre el futuro: casi nada.

Wikileaks Hoax

La historia viene a cuento de la multitud de conspiranoias que rodean en caso Wikileaks. Si algún poder oculto norteamericano fuese capaz de urdir con tal precisión el efecto de las noticias publicadas, al punto de entregar el insignificante peón de los mails de Sarah Palin, el video de los periodistas siendo asesinados en Bagdad, los 92.000 informes sobre Afganistan, el ridículo de la diplomacia estadounidense y varias cuestiones más, a cambio del valioso alfil de debilitar a Hillary Rodham Clinton y al Departamento de Estado, para fortalecer al Pentágono y a los conservadores, déjenme decirles algo: es cierto, y también que el hombre nunca llegó a la luna, evidentemente fue todo un montaje propagandístico planeado por la CIA y ejecutado por Stanley Kubrick.

Es esperable que detrás del manejo de información sensible, existan conspiraciones, dobles agentes, y operaciones montadas ad-hoc, pero de allí no puede inferirse que alcanza con hacer una evaluación de pérdidas y ganancias, para determinar la autoría oculta de los acontecimientos.

Inmovilidad

Sin embargo, la consecuencia más nefasta de esta visión conspirativa no es la ingenuidad ni el error: si el poder lo controla todo, y controla a cada actor con su correspondiente guión, no hay lugar para la política, no hay lugar para el activismo. La conspiranoia inmoviliza.

Al menos tres hechos concretos pueden citarse del caso Wikileaks:

  • Hay información clasificada real que se está poniendo a disposición de cualquiera.
  • Quienes han puesto esas filtraciones en dominio del público no son los medios tradicionales, sino una organización que se despliega por la red.
  • El suceso sirve para poner en debate público a internet como un medio donde el poder puede quedar expuesto y la libertad de expresión puede ser ejercida cabalmente, justamente por ser un espacio dificil de controlar.

En este contexto el efecto más desorientador de la conspiranoia es uno sólo: la desmovilización, si sumamos al miedo, el paliativo sobre las conciencias activistas de la red que el esfuerzo no vale la pena, vamos a estar dejando pasar una buena oportunidad de demostrar como la resilencia de las redes, puede resistir cualquier intento de bloqueo a la libre circulación de la información: necesitamos más wikileaks, no menos.

¿Cómo se comportará la red y sus activistas? es impredecible, claro está…


(*) John Perry Barlow es el autor de la mítica Declaración de Independencia del Ciberespacio.