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Balas de plomo para los artistas en el Centro Cultural General San Martín

Policia Metropolitana, represión en la Sala Alberdi

El Centro Cutural General San Martín, (CCGSM) que depende del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires es el mayor centro cultural público de la Argentina, y uno de los más prestigiosos de latinoamérica. Sus audiencias llegaron a rondar los 300.000 espectadores anuales, y supo ser sede de la CONADEP y de la propia legislatura en alguna época. Sin embargo desde enero de este año el edificio se encuentra militarizado por disposición del gobierno porteño, con numerosos agentes de la policía metropolitana y personal de seguridad no identificado circulando por sus instalaciones y con las actividades suspendidas. Esta medida es el medio que las autoridades de la “cultura” porteña eligieron para resolver un conflicto de larga data, protagonizado por artistas y estudiantes que resisten el cierre de un espacio alojado dentro del CCGSM: la histórica Sala Alberdi.

Durante la madrugada del miércoles pasado un operativo a cargo de la policía metropolitana escaló gravemente el nivel de violencia del conflicto al intentar desalojar por al fuerza a los manifestantes que se encontraban realizando un acampe cultural en la plaza seca adyacente al complejo, provocando al menos tres heridos de bala: yo fui herido con una bala de plomo en el muslo, que me dejó un orificio de entrada y de salida, por un policía de la Metropolitana que me disparó en el cruce de la avenida Corrientes y Paraná, declaró un periodista de la Red de Medios Alternativos, luego trasladado al Hospital Durand, que junto con un fotógrafo de la misma agrupación integran la lista de al menos tres heridos de bala, registrados en ese día*.

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In Memoriam, Aaron Swartz

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El 11 de enero se suicidó Aaron Swartz, el joven activista y brillante programador (co-autor de la especificación RSS a los 14 años, entre otras cosas…) procesado en Estados Unidos por “bajarse demasiados papers académicos”, con una posible pena de hasta 35 años de cárcel.

Cory Doctorow escribió este artículo en Boing Boing:


RIP, Aaron Swartz

por Cory Doctorow

Mi amigo Aaron Swartz se suicidó ayer, 11 de enero. Tenía 26 años. Me despertaron con la noticia hace una hora. Todavía la estoy digiriendo — Sospecho que voy a estar digiriéndola durante mucho tiempo — pero pensé que era importante decir algo públicamente de tal manera que podamos hablar de ello. Aaron era un individuo público.

Conocí a Aaron cuando tenía 14 o 15 años. Él estaba trabajando en asuntos relacionados con el XML (él co-escribió la especificación RSS cuando tenía 14) y venía a San Francisco a menudo. Se quedaba con Lisa Rein, un amiga mía que también era alguien de XML, que se hizo cargo de él, y aseguró a sus padres que tenía la supervisión de un adulto. En muchos sentidos, él era un adulto, aun así, tenía un tipo de intelecto rápido e intenso, de esos que te hacen sentir que realmente estas frente a alguien que viene de internet, que pertenece a ese lugar donde son tus ideas y pensamientos lo que importa, y no quién eres o qué edad tienes.

Pero Aaron era también, sin lugar a dudas, un niño. Sólo comía alimentos de dieta blanda. Fuimos a un restaurante chino, y ordenó arroz cocido al vapor. Le mencioné que quizás él era un “supertaster”1, que lo comprobara. Lo hizo, y concluyó que sí. Tuvimos una buena charla acerca de los problemas estomacales que enfrentó, y de cómo debía ser cuidadoso, porque los “supertaster” tienen una tendencia a evitar las verduras “amargas” y terminan con una dieta deficiente en fibra y vitaminas. De inmediato investigó todo el maldito asunto a fondo, y descubrió una estrategia para comer mejor, y lo resolvió. La siguiente vez que lo vi (en Chicago, donde vivía — se tomó el metro2 durante un largo rato desde los suburbios para sentarse y charlar conmigo acerca de hash caching distribuído ), tenía todo el programa en el lugar.

Le presenté a Larry Lessig, y tomó parte activa en el equipo técnico original de Creative Commons, y estuvo muy involucrado en cuestiones relacionadas con libertad y tecnología. Aaron tenía un poderoso y profundo sentido de los ideales, pero también fue siempre un muchacho joven e impresionable, alguien que a menudo se veía conmovido por nuevas pasiones. Aaron parecía ser alguien siempre a la búsqueda de mentores, pero ninguno de esos mentores parecia llegar cumplir con las expectativas imposibles que sostenía (y él tampoco).

Esto fue motivo de verdadero dolor y angustia para Aaron, y fue la razón de su lamentable costumbre de hacer denuncias públicas de alto perfil sobre sus propios amigos y mentores. Y es un testimonio de la inteligencia, sentimientos y amistad por Aaron, que siempre había sido perdonado por ello. Muchos de nosotros “los adultos” en vida de Aaron, nos sentamos a hablar con él acerca del asunto, y acerca de nuestros sentimientos de protección hacia él, para entendernos, y asegurarnos de que nadie resultó demasiado herido con su decepción. Creo que todos sabíamos que, cualquiera que sea la decepción que Aaron expresara sobre nosotros, esto también reflejaba una decepción en sí mismo y el mundo.

Aaron consiguió algunas cosas increíbles en su vida. Fue uno de los primeros desarrolladores de Reddit (bueno, siempre aparece alguien para decir que él técnicamente no era un co-fundador, ¡pero estaba ahí demonios!) que fue comprado por Wired/Conde Nast. Entonces, luego de planificado su propio despido y cobrada su idemnizacion, se convirtió, a jornada completa, sin concesiones, en el más inoportuno, provocador y delicioso quilombero de mierda.

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Bienvenidos al Dominio Público: Roberto Arlt

Roberto Arlt

He nacido el 26 de abril del año 1900. He cursado las escuelas primarias hasta tercer grado. Luego me echaron por inútil. Fui alumno de la Escuela de Mecánicos de la Armada. Me echaron por inútil. De los 15 a los 20 años practiqué todos los oficios. Me echaron por inútil de todas partes. A los 22 años escribí «El Juguete Rabioso», novela. Durante cuatro años fue rechazada por todas las editoriales. Luego encontré un editor inexperto.

Jamás será superado el feroz servilismo y la inexorable crueldad de los hombres de este siglo. Creo que a nosotros nos ha tocado la horrible misión de asisitir al crepúsculo de la piedad, y que no nos queda otro remedio que escribir deshechos de pena, para no salir a la calle a tirar bombas o a instalar prostíbulos. Pero la gente nos agradecería más esto último. El hombre en general me da asco, y tengo como única virtud el no creer en mi posible valor literario sino cinco minutos al día. Me interesan entre las mujeres deshonestas, las vírgenes; y entre el gremio de los canallas, los hombres honrados.

Roberto Arlt, cita (quizá levemente modificada) de “Cuentistas de Hoy”, Ed. Claridad, 1929.

Los 70 locos

El 26 de julio de 2012 se cumplieron 70 años desde la muerte de Roberto Emilio Gofredo Arlt, por lo cual, a partir del 1 de enero de 2013 según nuestra noble y benemérita ley 11723 de “propiedad intelectual”, su obra ha entrado en Dominio Público.

Suele decirse que internet es el paraiso de la impunidad, donde lo ilimitado y “la falta de normas” sumerge a los internautas en un clima de salvaje libertinaje, dejando como únicas opciones la represión o la vigilancianada más lejos de la verdad. A diferencia del mundo real, uno puede ir varios años a la sombra por abrir cartas que no debe, o pagar un fangote de plata por no borrar un inoportuno comentario a tiempo. O peor: ser procesado por abrir una simple biblioteca. En efecto, a diferencia de lo que ocurre en el limitado mundo material, en el descontrolado internet sólo están permitidas las bibliotecas en dominio público. En el mundo real uno puede crear una biblioteca y poner la lista entera de best-sellers del año en curso a libre disposición del público, y probablemente lo nombren ciudadano ilustre. Pero que no se te ocurra hacer lo mismo en internet, porque te caerá la policía, el mismísimo fiscal Sáenz, el FBI y hasta comandos de elite anti-terrorista.

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Bases programáticas para la próxima post-revolución

Esto no es una pipa

Como todos sabemos, la realidad es solamente un complot. Segun cuentan algunos eficaces paranoicos (los paranoicos son las antenas más sensibles que disponemos para detectar el manipuleo del alma), ELLOS han colocado un poderoso dispositivo de trasmisión en la mente de todos los seres humanos y mediante ese ingenioso procedimiento transmiten sus órdenes. El dispositivo básico es el lenguaje, la transmisión es la Cultura. ¿Qué programas transmiten? De todo un poco, pero se trata de que las cosas se queden quietas, que las cosas no bailen, ni brillen, no estallen como supernovas ni anden orgasmeando. ¿Quiénes son ellos? No hay información precisa, pero están por ahí adueñándose del mundo.

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Un ñu y un pingüino en la cima del Aconcagua

Aconcagua

¡GNU/Linux en la cima de América!

Sebastián Satke, reside en la ciudad de Mendoza, es guía de montaña y durante el verano trabaja en el Parque Provincial Aconcagua. Varias veces ha trepado hasta la cima del cerro. Lo más importante: es usuario de software libre.

Sebastián tuvo una idea: llevar una bandera GNU/Linux a la cumbre… Y puso manos a la obra. Es así que al inicio de esta temporada ha subido a su base en Plaza Argentina con la bandera en su mochila. El momento de hacer cumbre depende de las condiciones climáticas y del trabajo que tenga el equipo apostado en la base. Y hoy, 5 de enero, acaba de anunciar que en este fin de semana se va para la cumbre.

Esta es la bandera:

Bandera GNU/Linux Guillermo Espertino, de Gráfica Libre, estuvo a cargo del diseño y la realización de la bandera.

Y en este video, Sebastián Satke cuenta las motivaciones de su hazaña:

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Bienvenidos al Dominio Público: Boas y Malinowski

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Queremos saber si usted ha venido a detener nuestros bailes y fiestas, como tratan de hacer los misioneros y agentes que viven entre nuestros vecinos. No queremos tener alguien aquí que pueda interferir con nuestras costumbres. El agente del hombre blanco nos dijo que iba a enviar un hombre-de-la-guerra si continuamos haciendo lo que nuestros abuelos y bisabuelos han hecho. […] Hacemos una fiesta cuando nuestros corazones desean festejar, y danzamos cuando nuestras leyes nos ordenan danzar. ¿Le decimos al hombre blanco “haz lo que el indio hace”? No, no lo hacemos. Entonces ¿Por qué ellos nos dicen “Haz lo que el hombre blanco hace”? Nuestra ley es una ley estricta que nos ordena danzar. Una ley estricta que nos ordena distribuir nuestros bienes entre nuestros amigos y vecinos. Es una buena ley. Que el hombre blanco cumpla con su ley, nosotros vamos a cumplir con la nuestra. Pero si usted viene a nosotros a prohibir nuestra danza, váyase. Si no, usted será bienvenido para nosotros.

Así transcribía Franz Boas en un artículo publicado en Popular Science en 1888, los dichos del jefe O’wax̱a̱laga̱lis de la tribu Kwagu’ł, ubicada en el noroeste norteamericano. El jefe se refería a un festival nativo conocido como Potlatch que Boas se encargó de documentar. El festejo tiene una finalidad ritual, pero también económica: es una forma de redistribuir bienes desde los clanes que fueron más prósperos, hacia aquellos que tuvieron menos suerte esa temporada. Una forma de intercambio gobernada por valores muy diferentes a la “economia de mercado” que generalmente conoce el hombre blanco. En el Potlatch lo que otorga prestigio y reconocimiento social es la capacidad de regalar bienes a los demás, no la habilidad para acumular y llevarse la mayor ganancia. Tanto el gobierno canadiense como el estadounidense consideraron que se trataba de una “costumbre completamente inútil”, un desperdicio, una ceremonia improductiva y “contraria a los valores civilizados” y se esforzaron por prohibir semejante herejia económica durante un tiempo.

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Bienvenidos al Dominio Público: Alexander Beliaev

La cabeza del profesor Dowell

A los seis años de edad Alejandro había querido volar, y se lanzó desde el techo de su casa. Cincuenta años después, siendo un escritor de ciencia ficción, escribió Ariel, una novela sobre un niño que tenía el poder de elevarse por los aires. Pero en su intento, Alejandro no flotó y cayó, fracturándose la espalda. La lesion curó en apariencia y fue olvidada, pero al cumplir los treinta, una tuberculosis ósea afectó nuevamente su columna y sus piernas quedaron paralizadas por seis años. Su esposa lo dejó, y mientras buscaba tratamiento para su enfermedad durante su convalecencia quedó fascinado por la ciencia ficción. En esa época leyó a Verne, Wells y Tsiolkovsky. Años después publicó su primer novela que se llamó Ictiandro y trata sobre un solitario “hombre anfibio” en el Río de la Plata y empieza así:

Era una de esas sofocantes noches de enero tan propias del verano argentino, en que miríadas de estrellas cubren el azabachado cielo. El «Medusa» permanecía anclado en absoluta quietud, pues tal bonanza reinaba que no se oía ni el rumor del agua ni el rechinar de las jarcias. El océano parecía estar sumido en profundo sopor

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Public Domain Day 2013!

¡Feliz Día del Dominio Público 2013!

Podría afirmarse que la Segunda Guerra Mundial ha sido una de las más desinterasadas y eficaces benefactoras del listado de incorporaciones autorales al dominio universal para este año que comienza. El 1 de enero de 2013 se suman al dominio público las obras de los autores fallecidos durante 1942, año prolífico en matanzas y barbarie si los hay, con más de diez millones de almas masacradas (performance sólo superada en el transcurso de 1945, al culminar la guerra). 1942 fue un año decisivo: las potencias del Eje estuvieron más cerca que nunca de ganar la guerra. También comenzaron a operar los campos de exterminio nazis, poniéndose en práctica una prolija y organizada maquinaria industrial de asesinato sistemático y masivo. Alli judíos, gitanos, “enemigos del estado”, y desde luego, autores e intelectuales molestos al régimen o artistas “degenerados”, encontraron la muerte prematuramente, y fueron condenados, muy probablemente, a dejar sin realizar sus mejores obras.

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Formosa: la democracia ausente

Ricardo Coyipé y Celestina JaraRicardo Coyipé y Celestina Jara

Una beba qom y su abuela murieron luego ser atropelladas por un gendarme. Ambas son de la comunidad La Primavera. Denuncian que “no fue un accidente” y apuntan a la disputa por el territorio. Los derechos humanos nunca llegan a los pueblos indígenas.

Por Darío Aranda (Escrita originalmente para Página/12, que se negó a publicarla.) Vía Blog de Javier Smaldone

Lila, de 10 meses, y Celestina, su abuela, de 49 años. Las nuevas víctimas que se suman a la lista de asesinatos indígenas. Ambas fueron atropelladas por un gendarme el domingo a la siesta, en la ruta 86, Formosa. Celestina murió en el momento, sobre el asfalto. Lila falleció el mediodía de ayer. Ambas qom de la comunidad Potae Napocna Navogoh (La Primavera), el epicentro de la represión desde hace dos años, cuando decidieron hacer respetar sus derechos y no alinearse al gobernador Gildo Insfrán. Ricardo Coyipé, también atropellado, denunció que “no fue accidente, lo hizo a propósito” y precisó que el gendarme –lejos de auxiliarlo– lo pateó en el piso y amenazó para que no realice la denuncia. Coyipé es un reconocido defensor de los derechos qom. “Me pegó, me puteó, me dijo que era un indio de mierda. Y mi nietita estaba ahí, agonizando”, denunció Coyipé. La comunidad aseguró que el trasfondo es la disputa territorial.

Ricardo Coyipé había ido con su familia a Misión Tacaglé, donde había una ceremonia religiosa (como muchos qom, son evangelistas). A las 16 comenzó el regreso. Manejaba sobre la ruta 86, cuando un auto lo golpeó por detrás. Su esposa Celestina y la beba Lila volaron por el aire y cayeron sobre el asfalto. Celestina no se movió más. La beba, entre llantos, sangraba. Ricardo quedó debajo del auto. El conductor, el gendarme Walter Cardozo, descendió del vehículo, insultó a Ricardo y comenzó a golpearlo, primero con el puño, luego patadas y una exigencia: que no realice la denuncia.

Me decía que era gendarme, que no lo iban a detener. Me decía que era un indio de mierda. También bajó el papá del gendarme, y también me pegó. Ninguno ayudó a mi nietita”, explicó ayer a la tarde, desde la comunidad, luego de dar sepultura a su esposa en el cementerio de la comunidad.

La familia Cardozo es conocida en la zona. Tenían un almacén y carnicería donde los qom eras asiduos clientes. Y arrendaban tierras a la comunidad. La relación cambió cuando, en octubre pasado, la comunidad decidió no alquilarle más tierra.

La policía dice que fue accidente. Es la misma policía que nos reprimió, que nos amenaza y que incendió nuestras casas. No fue accidente. Los Cardozo están enojados porque no los dejamos entrar a nuestra tierra. Y no lo vamos a dejar entrar, es nuestro derecho”, afirmó Laureano Sanagachi, “qaratagala” (segundo líder –luego de Félix Díaz–) de la comunidad.

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El telégrafo ataca de nuevo (I)

En estos días se celebra en Dubai la WCIT (Conferencia Internacional de Telecomunicaciones) organizada por la ITU (Unión Internacional de Telecomunicaciones) —que tiene por objeto la actualización de las regulaciones internacionales de telecomunicaciones, cuyo último acuerdo data de… ¡1988!— que para temor de muchos, incluye dentro de su agenda la posibilidad de acordar normativas para la regulación de internet. Desde Google y Mozilla hasta el Parlamento Europeo han expresado su preocupación. La ITU es un organismo de regulación obsoleto para muchos, poco transparente y de participación muy limitada, para definir algo tan sensible como los estándares de internet. Honestamente, el tema regulatorio es algo tedioso, pero desde derechoaleer aprovechamos para preguntamos ¿qué es la ITU? ¿cuál es su historia? ¿qué tiene que ver el telégrafo con internet? ¿cómo era “la madre de todas las redes”? anduvimos indagando un poco, y encontramos algunas cosas curiosas, como para publicar algunos artículos, aca va el primero…

El telégrafo ataca de nuevo

La Madre de Todas las Redes

En el siglo XIX no había televisión, aviones, computadoras o naves espaciales, tampoco había antibióticos, tarjetas de crédito, hornos a microondas, discos compactos o teléfonos móviles. Sin embargo, si había internet.

Durante el reinado de la Reina Victoria, fue desarrollada una nueva tecnologia de comunicaciones que le permitió a la gente comunicarse instantaneamente a través de grandes distancias. En efecto, el mundo se achicó como nunca antes. Una red mundial de comunicaciones que extendió sus cables a través de océanos y continentes, revolucionó la forma de hacer comercio, generó nuevas formas de cometer fraudes y crímenes, e inundó a sus usuarios con un diluvio de información. Floreció el romance a través de los cables. Algunos usuarios diseñaron códigos secretos para proteger sus comunicaciones… que fueron crakeados por otros usuarios. Referirse a los grandes beneficios de la red fue un tópico insistentemente promocionado por sus defensores, y desestimado por los escépticos. Gobiernos y regulaciones pretendieron —y fallaron— en su intento de controlar el nuevo medio. Desde la diplomacia hasta la distribución de noticias tuvieron que pensarse nuevamente. Y mientras tanto, en medio de los cables, una subcultura tecnológica con sus propios códigos y vocabularios, emergió por su cuenta.

Esto ¿les suena familiar?

Así comienza el libro “La Internet Victoriana”, escrito por Tom Standage y lógicamente no se refiere a la internet que conocemos, sino a otra red que revolucionó al mundo y también utilizaba un código binario, pero de rayas y puntos. La madre de todas las redes se llama red telegráfica, que Samuel Morse terminó de inventar en 1836, (junto con William Cooke y Charles Wheatstone, aunque cada uno por su lado…). Encerrado “en su garage” y a partir de artículos de su estudio como un caballete, un lápiz, piezas de un reloj viejo y un péndulo, este “hacker” y pintor, puso a punto su artefacto e ideó el código para posibilitar la comunicación, código que en realidad desarrolló un tal Alfred Vail —pero si no quieres ser olvidado por la Historia, no olvides ponerle tu propio nombre a tus cosas.

De las muchas variantes desarrolladas durante el s. XIX, el telégrafo de Morse fue el más extendido y unas décadas después, las líneas telegráficas recorrían todo el globo. Al igual que internet ahora, prometió concordia, paz mundial y progreso, y cuando la red llegó al climax de su crecimiento, explotaron dos guerras mundiales que costaron la vida a decenas de millones de personas. Algo semejante puede decirse de la difusión del telégrafo en Estados Unidos y su guerra civil[^1]. Por otra parte, fue claramente funcional a la hegemonía de los intereses imperiales de aquel entonces. Pero hay más parecidos.

Chat telegráficoLa noticia del “telégrafo inalámbrico” motivó esta caricatura de 1907, un notable vaticinio con un siglo de antelación. Muchas formas de interacción que emergieron de internet, no son tan novedosas como suele imaginarse, por ejemplo en los momentos de inactividad de la red telegráfica, los operadores no dejaban de transmitir. Ocurría un fenómeno que ahora resulta familiar, simplemente, comenzaban a charlar entre ellos a la distancia, es decir “chateaban” sobre cualquier trivialidad, utilizando el telégrafo.

Piratas cripto-telegráficos

Un aspecto sorprendente de la historia de esta red, es la sofisticada saga “criptográfica” que enfrentó a usuarios y compañías telegráficas. En cuanto se permitió el uso público del telégrafo, y en cuanto los gobiernos establecieron las primeras prohibiciones sobre que tipo de información podía enviarse por esta vía —el resultado de las carreras de caballos, por ejemplo— el valor de la información comenzó a cotizar como nunca antes: algo que era dominio público en Londres, podía ser valiosa información en Escocia. Como el uso de mensajes cifrados servía para eludir estos controles al contenido de los telegramas, entonces, salvo para gobiernos y funcionarios de correo, esta clase de mensajes quedó terminantemente prohibida. Pero esta disposición no era difícil de evitar, se podía enviar la información en algún idioma más o menos exótico. ¿Qué medida se tomó entonces? limitar el uso de idiomas que se podían utilizar en un telegrama…

A diferencia del viejo continente, los “cripto-telegramas” sí estaban permitidos en Estados Unidos, donde las empresas telegráficas eran privadas y había menos interés del gobierno en el tema. Incluso se publicaban libros sobre como codificar mensajes, utilizados principalmente para proteger el secreto comercial. Ciertos métodos de cifrado además de proteger la información, reducían notablemente la cantidad de caracteres necesarios. Un telegrama de 90 palabras, podía reducirse a 10. En efecto, comprimían la información. Esta optimización, lamentablemente, hacía perder dinero a las compañías telegráficas que cobraban por el largo del mensaje transmitido (o al menos eso creían), además de dificultar el trabajo del operador: muchos telegramas consistían en una larga, única e impronunciable palabra que debía deletrearse… Entonces las compañías privadas también comenzaron a presionar por limitar esta práctica.

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