Magia e-lectoral en Salta, desmaterializando votos

gráfica sobre voto electronico | e-vote | snake oil

Votar con computadoras es abrir una puerta grande al fraude”

Richard Stallman

Hoy en Salta un tercio del padrón se desmaterializará: del concreto y sencillo papel, a un montón de bits y evasivas marcas electromagnéticas manipuladas por una empresa que tiene la palabra “magia” en el nombre de su razón social, “Magic Software Argentina S.A.”. La realidad, sin dudas, siempre supera la ficción: “Abracadabra y aparece un voto, abracadabra y desaparece otro”, podría ser una buena idea para su eslógan comercial. Pero empecemos por el principio.

Tecno-optimismo interesado

Hay algunos tecno-optimistas —ingenuos o interesados— que sostienen que los problemas de fraudes y corrupción se solucionan agregando en el medio algo que contenga la palabra “electrónico” o “digital” por algún lado. Malas noticias para ellos: si alguien puede hacerte fraude con papel, indudablemente podrá hacerte fraude con bits. Con un agravante: los bits pueden escalar la magnitud de la estafa con mayor eficacia y a menor costo.

En esta segunda década del nuevo milenio, hablar de la crisis financiera global es tema inevitable, “crisis” que no ha sido otra cosa que una monumental estafa de alcance planetario ¿alguien en su sano juicio puede sostener que el uso de “medios electrónicos” ha aportado algo de “transparencia” a un sistema sospechado de corrupción generalizada? El sistema financiero es líder indiscutido en la aplicación de “tecnología de vanguardia” en la gestión de sus operaciones desde siempre, sin embargo a juzgar por los resultados actuales, es evidente que este avance tecnológico no ha servido para hacerlo ni más justo, ni más fácil de auditar…

La idea de que la aplicación de la tecnología es algo bueno en sí mismo es una idea falsa. Lamentablemente, se ha instalado en nuestro sentido común, y el fetiche tecnológico es sutilmente aprovechado por algunos oportunistas, desde funcionarios que necesitan repetir la palabra “digital” o “avance tecnológico” en alguna entrevista, hasta empresas interesadas en cerrar negocios nada despreciables.

Votos privatizados

El caso del voto electrónico, o para ser más riguroso, especialmente el uso de urnas electrónicas, es uno de esos casos. La tecnología, lejos de aportar claridad al proceso, aporta oscuridad al acto electoral. Por si fuera poco, lo deja a merced de empresas privadas, delegándoles la fabricación, programación y gestión de los dispositivos de votación, que sólo los especialistas informáticos podrán (quizá) auditar. Esta afirmación no es una idea paranoica del autor de esta entrada, el Supremo Tribunal Constitucional de Alemania piensa igual, y declaró inconstitucional el e-voto. Holanda e Irlanda, siguen alternativas semejantes.

En Estados Unidos, desde el dudoso triunfo de George Bush por escaso margen sobre Al Gore en 2000, el sistema electoral está bajo la lupa. En algunos estados, el uso de urnas electrónicas terminó en escándalo, como en el caso de la empresa Diebold, cuyo CEO, en una carta escrita a líderes republicanos, prometió entregar Ohio a George W. Bush en 2004, tal como cuenta Lawrence Lessig en “Máquinas que cuentan”1. Algunos números de los “errores” del sistema electoral norteamericano son bastante contundentes2:

  • 2747 votos de Kerry fueron a Gephardt en California en 2004.
  • Una máquina de Diebold restó 16.022 votos a Al Gore en Florida en 2000.
  • Y contaron 144.000 votos en Indiana en un distrito de sólo 19.000 habitantes.

El “e-voto” llega a Argentina

Con el tema en el candelero, y con las contundentes declaraciones del Jefe de Gabinete de Ministros, Aníbal Fernández en contra del voto electrónico, algunos medios locales decidieron abordar la cuestión con más detalle.

Una referencia obligada en Argentina, que investigó con rigurosidad la problemática con el fin de alertar sobre los riesgos de esta alternativa, es el trabajo realizado por Fundación Via Libre, que quedó plasmado en el libro “Voto Electrónico, los riesgos de una ilusion”. En Canal 26 llevaron a sus estudios a Enrique Chaparro para opinar sobre el tema (aquí el video en Youtube).

Descargar “Voto Electrónco, Enrique Chaparro en Canal 26”.

Un argumento esgrimido de manera recurrente a favor de la viabilidad del sistema electrónico es la confiabilidad que ofrece el sistema bancario informatizado: confiamos en los cajeros automáticos desde hace 20 años, se dice. Sin embargo, vale la pena hacer dos aclaraciones: como mencionamos al inicio, no es la electrónica lo que hace confiable al sistema. Si usted cree que su banco lo va a estafar, difícilmente la virtualización de las operaciones puedan funcionar de garantía de transparencia.

En segundo lugar, tal como lo explica Javier Smaldone en una intervención en el programa Telediario de canal 13 de Río Cuarto (con motivo de la e-leccion municipal en Marcos Juárez el año pasado), el sistema bancario es un sistema de registro, pero en el caso de una votación el registro es lo que debe evitarse para mantener el voto secreto, lo cual complica las cosas:

Descargar “Javier Smaldone sobre voto electrónico”.

En la elección de Marcos Juárez, las contradicciones entre lo que sostiene el representante de la empresa, y un fiscal que no pudo auditar el código fuente (un trabajo de meses debía ser hecho en un día!) —tal como lo muestra este video, hacen acordar al caso norteamericano de la empresa Diebold Inc., que resistió sistemáticamente todo intento de auditoría.

Desmaterializando votos en Salta

En el caso salteño, la empresa “Magic Software” también utiliza software privativo en su sistema y según denunciaron varios partidos salteños en 2010 el Tribunal Electoral, el Poder Judicial y los partidos políticos no podrán contar con el personal técnico capacitado para controlar 800 urnas electrónicas, con lo cual vamos a tener que confiar que la empresa Magic software (Software mágico), que provee el sistema, se controle a sí misma, no tenga intereses en el resultado del sufragio y que garantice la transparencia de la elección.

Si bien el sistema salteño es un método mixto que deja impresos los votos en papel que el elector introduce en una urna de cartón, esta “materialización” no pasa de una formalidad, un simulacro, ya que no hay un recuento manual posterior, aunque sea parcial, que verifique la correspondencia entre lo escrutado electrónicamente y lo que queda registrado en papel —como ocurriría en el sistema tradicional, donde los votos se cuentan manualmente dos veces con la presencia de fiscales, en el escrutinio provisorio y en el definitivo. Tampoco existe la posibilidad de verificar el correcto funcionamiento de las máquinas que procesan los datos para un ciudadano común, o para cualquiera que no sea especialista en seguridad informática.

Los votos desmaterializados en el escrutinio electrónico son los que determinan el resultado definitivo, y no los votos de papel, así que no queda más remedio que tener fe en que el sistema informático que cuenta los votos funcione correctamente y no haya sido alterado (por ejemplo, que el cd que carga el sistema no sea una copia modificadaseñalaba Bea entrevistada por Infobae, en una nota publicada hoy: todas las ofertas en vigencia corresponden a empresas privadas que tendrán, repentinamente, el poder de controlar, auditar y manejar el acto de emisión del voto, un acto eminentemente ciudadano y público que no queremos ni debemos privatizar.

Vale la pena recordar que hace un par de años, en el programa “Dominio Digital”, —donde la visión escéptica sobre la tecnología digital no es justamente un valor predominante— dedicó un programa entero al voto electrónico, y su conductor señalaba en la apertura creo que por primera vez en nuestro programa, lo vamos a dedicar a hablar en contra de la tecnología. Sabiamente advirtió que del tecno-optimismo se vuelve, pero que la tecno-estupidez, sin dudas, nos lleva al desastre.


Más info:

Notas:

[1] Lessig también relata en “Máquinas que cuentan” su cambio de postura acerca de la importancia de los aspectos técnicos del sistema de votación: En uno de mis momentos más mezquinos desde que cumplí veintiún años, le aseguré a un colega que no había razón alguna para celebrar un congreso sobre las votaciones electrónicas porque todas las cuestiones al respecto eran «perfectamente obvias». Y no sólo no eran perfectamente obvias, sino que, de hecho, eran muy complicadas de entender. A algunos les parecerá obvio que, como sucede con la tecnología de los cajeros automáticos, debería expedirse, como mínimo, un resguardo impreso. Ahora bien, si hay un resguardo impreso, se facilitaría que los votantes pudieran vender sus votos. Además, no hay razón para que el resguardo tenga que reflejar qué se computó ni tampoco qué se transmitió a cualquier autoridad central de tabulación. La cuestión de cómo definir el mejor diseño para estos sistemas resultó no ser tan obvia. Por lo que a mí respecta, después de haber pronunciado absolutas sandeces anteriormente, no entraré a considerar aquí cómo podría mejorarse esta arquitectura electoral.

[2] Datos citados en el programa “Dominio Digital”.

[3] Como destaca Mariano Blejman en “El triunfo de la expertocracia” en Pagina/12 Según mostró ayer la agencia de noticias Copenoa, la máquina electrónica donde debía votar el gobernador Urtubey falló y los técnicos debieron cambiar el CD. El video subido a Daily Motion, sobre lo que ocurrió en la escuela 25 de Mayo, en Ibazaeta 690, dentro de la mesa 1722, muestra cómo un técnico (suponemos que es de Magic Software Argentina) entra en el lugar de votación y decide cambiar el CD. Nadie se pregunta por el contenido del nuevo CD, no hay un experto más experto que el enviado por la empresa a «arreglar el problema», y ante la vista de todos decide modificar el software sin ningún tipo de control externo. Nadie puede controlar a un experto, se sabe. «Ya vengo –dice el operario–. Está fallando el CD».


Por último, no olvidemos a Homero Simpson, una de las primeras víctimas del sistema del voto electrónico…

Descargar el archivo de video.