Bases programáticas para la próxima post-revolución

Esto no es una pipa

Como todos sabemos, la realidad es solamente un complot. Segun cuentan algunos eficaces paranoicos (los paranoicos son las antenas más sensibles que disponemos para detectar el manipuleo del alma), ELLOS han colocado un poderoso dispositivo de trasmisión en la mente de todos los seres humanos y mediante ese ingenioso procedimiento transmiten sus órdenes. El dispositivo básico es el lenguaje, la transmisión es la Cultura. ¿Qué programas transmiten? De todo un poco, pero se trata de que las cosas se queden quietas, que las cosas no bailen, ni brillen, no estallen como supernovas ni anden orgasmeando. ¿Quiénes son ellos? No hay información precisa, pero están por ahí adueñándose del mundo.

Cualquiera que haya “terremoteado su cerebro” (hermosa expresión de Helmostro Punk) sabe que cuando la transmisión se corta no hay más cielos azules ni pisos duros ni dos más dos sumando cuatro. En ese estado, cuando alguien entra y nos pregunta “¿Cómo estás?”, uno comprende que las palabras son sonidos mágicos, tamtames del alma que son interceptados por señales estructuradas. Es la dictadura del significado y así cada significado se convierte en una orden. La mayor parte de nuestro tiempo no existimos sino que somos sólo proyecciones de la imaginería colectiva que nos va dibujando sobre la nada. Pero no es un dibujo libre. Los programadores han establecido modas y normas para cojer, vestir, caminar, para leer, etc. Es un dibujo estricto, gobernado por leyes invisibles. Ese dibujo incluye nuestros movimientos dentro de un colectivo, los estados de ánimo, el olor de nuestros pedos, el temperamento y el calor de la sonrisa. No existimos, porque nos hemos olvidado de que somos los brujos de la aldea. Y lo somos desde el mismo momento en que nos damos cuenta de la manipulación y reaccionamos contra ella. Y nuestra brujería es muy sencilla: las palabras pueden significar lo que querramos y los actos tener el valor que les otorguemos. Por eso no podemos respetar las leyes, porque sobre la cama de la fantasía ajena no podemos gozar.

Y de eso se trata, de comenzar a operar con nuestras magias. Magias de sostén, magias para viajar en el colectivo, para cojer, para comer un plato de fideos en mi casa; magias para bancarme ser pensado por quienes no quiero ser pensado, magias contagiosas que permitan uno de estos días organizar una fiesta verdaderamente divertida o un entierro en donde la tristeza sea una emoción maravillosa. La estrategia mágica que se propone tiende a establecer espacios comunes desde donde nos multi-autoricemos a autoidearnos como nos venga en gana. No hablo de un hospicio imaginario; sino de un espacio de locura descontrolada en donde me bancaré que tú seas un vampiro y tu aceptarás que soy un pirata. Un espacio de ideación en donde todos podamos proponer doctrinas, religiones, modas y conductas sin tener la menor idea de porqué lo hacemos, ni para qué sirve.

Por ahora es lo que mejor se me ocurre para disfrutar lo más posible estas cortas vacaciones en el planeta.


Este texto se titula “LOS BRUJOS DE LA ALDEA” y lo publicó ENRIQUE SYMNS hace 26 años, en la revista Cerdos & Peces Nº 6. Llegó a la red de la mano de Mano de Mandioca