Museos Quemando Cuadros
The National Portrait Gallery, un museo público londinense de retratos históricos, siguiendo –seguramente– su propósito declarado de utilizar sus obras “para promover el reconocimiento y comprensión de los hombres y mujeres quienes han hecho y estan haciendo la historia y cultura británica.. para promover la valoracion del retrato por todos los medios”, solicitó a Wikipedia la “destrucción de las imágenes” provenientes de su colección, alojadas en Wikimedia Commons, bajo amenaza de una demanda. Sus abogados también intimaron al usuario de wikipedia que subió las imágenes.
Parece que el tópico del ‘borrado’ o ‘destrucción’ de obras, solicitado por instituciones cuyo fin es nada menos que la promoción de la cultura, lamentablemente, se ha vuelto un tema recurrente…
Lo llamativo es que las imágenes en cuestión son de retratos antiguos, que como obras intelectuales, están todos en dominio público, entonces ¿cómo es que el dominio público deja de ser público?
La cadena del copyright
Aunque una obra haya ingresado al dominio público, existen ciertos mecanismos que promueven una larga cadena de apropiaciones sucesivas, que impiden en la práctica que una obra en dominio público llegue al usuario libre de restricciones. En el ámbito de la música esta cadena se evidencia en la formalización de los ‘derechos conexos’. Algo semejante ocurre en otras áreas, como la editorial o la fotografía/digitalización de obras de arte o arquitectónicas.
Si bien varía de país en país, en general la situación puede resumirse así: por un lado, cada vez que se genera una obra derivada el ‘contador’ de tiempo de vigencia del copyright en la ‘nueva’ obra vuelve a cero, y por otro, los diferentes procesos que se dan en la fijación del intangible intelectual sobre algun soporte, o cambio de un soporte a otro, son equiparables a obras derivadas.
Entonces ocurre que cada edición, re-edición, revisión, traducción, compilación, grabación, mezcla, interpretación, radiodifusión, arreglos, fotografía, digitalizacion, etc. el ‘contador del copyright’ vuelve a cero.
Por ejemplo:
- Un autor escribe una obra en la época de la Grecia Clasica.
- Un traductor en el siglo XIX la traduce al español.
- En la actualidad se realiza una revisión de la traducción
- Se publica en una nueva edición.
A pesar de estar obra y traducción en dominio público, y aunque el nuevo aporte sea mínimo, en caso de pretender digitalizar el nuevo libro para distribuirlo en internet, o fotocopiarlo en forma legal, habra que esperar décadas hasta que los nuevos derechos caduquen. En algunos países, hasta puede prohibirse el préstamo público en bibliotecas.
Tengamos presente que el fundamento (o excusa) del monopolio sobre los derechos patrimoniales de una obra intelectual es ‘estimular la creación de nuevas obras’.
Desde este blog creemos que cualquier restricción al uso de las obras intelectuales en el actual contexto tecnológico (donde el monopolio sobre la producción de copias es un concepto anacrónico) es un atentado hacia la cultura. Pero dentro de la lógica de restricciones del copyright, es coherente el agregado de nuevos derechos patrimoniales en tanto el aporte creativo de la nueva obra derivada sea significativo, sin embargo muchas veces, como en el caso tratado aqui, esta lógica ingresa directamente en el mundo del absurdo.
Parece que salimos de una entrada sobre Orwell para ingresar en otra sobre Kafka…
Museos públicos privatizando el dominio público
La National Portrait Gallery es uno de los más famosos museos de Londres. Fue fundado en 1856 y el objetivo de la colección es reunir retratos de personajes célebres, especialmente de Gran Bretaña. Uno de los retratos mas notorios de la colección es el ‘Retrato Chandos’, de William Shakespeare, posiblemente su retrato mas fidedigno. No hay dudas acerca de que el patrimonio del museo es una coleccion de obras que, en tanto propiedad intelectual, desde décadas, siglos o desde siempre pertenecen al dominio público. (en perspectiva histórica el copyright es un concepto muy reciente!)
Sin embargo, parece que esta institución pública, sostenida con fondos públicos, y cuya función es conservar un patrimonio cultural e histórico para hacerlo accesible al público, demuestra una asombrosa capacidad para ‘reprivatizar’ dicho patrimonio: el signo © nunca muere.
Agreguemos este perpicaz detalle: la National Portrait Gallery, por ‘razones de conservación’, prohíbe fotografiar las obras. Los retratos son míos, y las reproducciones también…
Es sorprende que una institución que debería velar por la difusión de la cultura pretenda apropiarse del dominio público para crear un nicho de escasez artificial para comercializar las obras. Desgraciadamente no es una excepción, en el Reino Unido los museos hacen un fuerte lobby para cobrar un fee por cada imagen en dominio público que digitalizan.
Nuestra región no se queda afuera de este abordaje peculiar del dominio público: en 2007 la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos chilena, que debe velar por un patrimonio en su mayor parte perteneciente al dominio publico, abrió un sitio en internet y trató de imponer condiciones de uso al material digitalizado. Afortunadamente, las protestas parece que lograron cambiar las cosas.### La cadena del copyleft
Wikimedia Commons es un proyecto ‘hermano’ de Wikipedia, conformado por voluntarios de todo el mundo que colaboran en la construcción de un banco de imágenes y material multimedia de uso libre. Esto implica que el material que se encuentre en ese repositorio se pueda usar con cualquier fin, siempre que se mantenga la licencia: es decir, el mismo marco legal que une los eslabones de cadena del copyright, se usa para unir eslabones que garantizan libertades. Esto es basicamente el copyleftCada vez que el contador de tiempo de la licencia copyleft vuelve a cero (por ejemplo con una obra derivada), se garantizan décadas de libre uso… a salvo de la otra cadena.
Como es de esperar, Wikimedia mantiene una relación de colaboración con galerías, museos, y archivos. Por ejemplo dos grandes archivos fotográficos alemanes (Bundesarchiv y Deutsche Fotothek) le donaron mas de 350.000 fotografías bajo una licencia libre, o el año pasado Wikimedia convocó a voluntarios a fotografiar obras de arte en museos y galerias, ‘Wikipedia Loves Art’, coordinando con dichas instituciones.
Todos ganan en esas donaciones, Wikimedia no sólo recibe material, sino que identifica y clasifica las imágenes bajo estándares comunes, se encarga de la restauración en algunos casos, o la posibilidad misma de mantener las imágenes accesibles al público a través de su repositorio en internet.
Las cartas de la discordia
Si algo caracteriza a Wikipedia y sus proyectos hijos, es el extremo celo puesto en la observancia de las leyes de propiedad intelectual, una estrategia imprescindible si se tiene en cuenta la promiscuidad de usuarios y aportes, y la posibilidad permanente de que un usuario descuidado lleve a wikipedia a un laberinto de demandas y litigios.Ya nos acostumbramos en estos tiempos digitales, a que las leyes sobre propiedad intelectual desafíen el sentido comun, pero en este caso parece haber una luz, existe jurisprudencia en contra de la absurda pretensión de la National Portrait Gallery y otros museos: no es posible agregar nuevos derechos patrimoniales al retrato de obras bidimensionales en dominio público (caso The Brigdeman Art Library vs Corel Corporation.
Aunque en otro mail de 2006 el museo advierte que esta jurisprudencia no rige en el Reino Unido, para sumar complicaciones, resulta que el usuario que subió las imágenes si estaba en Estados Unidos. Por suerte parece que Wikimedia va a mantener su postura sobre la pertenencia al dominio público de las imágenes, y aún siguen en su repositorio. En el mismo mail la National Portrait Gallery le ofrece amablemente a Wikipedia (una enciclopedia que no persigue ningun fin de lucro, sostenida con donaciones y trabajo voluntario) la posibilidad de una licencia para usar las imagenes por el pago del fee estándar de 18 libras la imagen, claro que ese pago no libraría a los usuarios de las restricciones que la National Portrait Gallery pretende.
Gran repercución está alcanzando esta noticia en varios medios, lo que garantiza un Efecto Streisand seguro, en caso que las imágenes tengan que ser retiradas.
Siguiendo toda esta lógica absurda de la cadena de apropiaciones, no sería descabellado proponer que los restauradores de los frescos de la Capilla Sixtina, en virtud de su loable y delicado trabajo de restauración, reservaran cierto derecho de autoría sobre la nueva obra restaurada, y pasaran a ser derechohabientes de los beneficios que pudieran obtenerse de la obra… mejor no demos ideas.