¡Volvió BiblioFyL!

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Porque no está muerto quien pelea: www.bibliofyl.com

Entren, bajen, suban. Costó seis meses de idas y vueltas, venidas para acá y para allá. Gracias a todos los que la hicieron posible, a los que la hacen posible, y a los que seguirán haciéndola posible.

Los psicóticos nos apoderaremos del siglo XXI, contra intimaciones legales y gestoras colectivas de derechos. La filosofía del colectivo y la magia del compartir: para los que estamos locos. Los que nos quedamos, los que no arrugamos, los que creemos que lo que hacemos es defender un derecho antes que violar una ley.

Los locos del siglo XXI traemos, para ustedes, de vuelta, la BiblioFyL. Esto que antes era un servicio y hoy, después de seis meses de juntarnos y discutir, es un acto político. Antes que cualquier otra cosa: un acto de amor.

Porque ellos tendrán de su lado (y rellenen ese “ellos” con lo que más les guste: ellos CADRA, CAL; ellos capitalismo; ellos, los otros, los cuerdos, los racionales) a la ley. Pero nosotros, de este lado, tenemos el amor. Y el amor desconoce las leyes y las reglas. El amor está loco y es siempre caótico. El amor y la política: BiblioFyL fue un proyecto construido con más amor que sesos, con más política que servicios, con más intuiciones que certezas.

No puedo expresar la emoción de estar desde hace tres años en este proyecto y que entre todos hayamos podido sacarlo a flote. Se fueron algunos, vinieron otros nuevos, y acá estamos. Con la fuerza de siempre. Gracias a los locos, a los piratas, a los sublevados, a los rebeldes. Hazaña no es hacerlo una vez, sino hacerlo dos, tres, cuatro, la cantidad de veces que sea necesario.

El siglo XXI nos espera y es nuestro. Mientras, los invitamos a entrar por la escotilla de este barco de locos: www.bibliofyl.com

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La ilustración de esta entrada, es una parodia de la tira de Miguel RepAprobada, el procesamiento del Profesor Horacio Potel por el delito de difundir filosofía en internet, y convierte en criminales a estudiantes, bibliotecarios e investigadores (más información sobre esta nefasta ley enemiga de la cultura en “Instituto Nacional del Libro: Velar por las restricciones“). Un (poco frecuente) punto de vista sensato sobre nuestro régimen legal que perjudica a quienes aman los libros con convicción genuina y beneficia a quienes con avaricia de mercaderes, sólo ven en ellos un producto más para la venta y consumo, puede leerse este artículo del Profesor Daniel Link “Una pena extraordinaria“.

El texto que citamos en el post, es un texto que circuló por varias listas de correo y foros de internet durante estos días.

Gracias por los enlaces a Rebelión y Partido Pirata.