Google, imperialismo dospuntocero
Los argentinos tenemos una relación de amor y odio con Estados Unidos. Sin embargo, hasta el más conspicuo admirador del american way of life se escandalizaría si un batallón de vehículos militares estadounidenses, armados hasta los dientes con cámaras digitales, desembarcara en nuestro territorio y realizara un relevamiento fotográfico pormenorizado de cada edificio, parque, puente, camino, poste… a lo largo y ancho del país. Parece la clase de información estratégica que le permitiría a un ejército de ocupación planificar minuciosamente su despliegue sobre el terreno. Aunque pensándolo bien, quizá el territorio desnudo, digitalizado en detalle y gestionado en data centers bajo exclusivo control extranjero se parezca mucho a una ocupación. Ocupación virtual pero ocupación al fin. Es muy probable que —minería de datos incluida— el gobierno estadounidense pudiera así conocer más de nuestro territorio, economía, habitantes y way of life que nosotros mismos. Pero el gobierno de Estados Unidos no desembarcó en Argentina con una flotilla de vehículos con cámaras digitales, Google lo hizo.
Es sabido que existen vínculos estratégicos entre los gobiernos y las corporaciones insignia de cada país. Vínculos que deben ser lo suficientemente tenues como para que cada movimiento empresarial no sea leído como una jugada geopolítica en el sordo enfrentamiento entre naciones. Google aparenta estar bastante poco interesada en cargar con esa clase de mochila, al menos, menos que la CNN o American Airlines. Supuestamente, para los tecnoutópicos libertarios de Silicon Valley los estados nación no son más que un lastre del siglo analógico, por lo cual su predisposición para involucrarse con la agenda estatal de su gobierno parece nula. O no tanto.
Imperceptibles como los electrodomésticos, los productos de Google están omnipresentes en la rutina diaria de todo el mundo. A lo largo de una década, la empresa madre ha sabido construir —y mantener— una imagen excepcionalmente benigna, pero sobre todo confiable. No es la única que lo ha logrado entre las corporaciones tecnológicas ni tampoco la primera marca en generar fans globales —desde Harley Davidson hasta Disney. Pero para una corporación como Google, cuyo negocio es la gestión de nuestra información, la buena imagen no es un extra: quizá sea la clave de su estrategia. Al igual que los paisajes y la vida deportiva al aire libre para las tabacaleras, puede que el principal truco de Google sea justamente construir una imagen exactamente opuesta a su verdadera naturaleza: respondemos generosamente las atrevidas preguntas de Google de los campos not required de sus formularios. No tenemos la misma predisposición al rellenar los campos del formulario para la visa en la embajada.
Cuesta creer que Julian Assange carezca de una mirada suspicaz cuando de sumergirse por los entramados del poder de trata. Sin embargo, la operación de relaciones públicas más grande y sutil de los últimos tiempos parece que tomó con la guardia baja a más de uno. Con la excusa de una entrevista, Assange dejó pasar a la plana mayor de Google al búnker de WikiLeaks cuando la guerra desatada por el Cablegate estaba en su apogeo. “Google no es lo que parece” es el título del artículo de Julian Assange publicado en el sitio de WikiLeaks que motiva este post: la inesperada visita y ciertos hechos posteriores fueron el disparador de una investigación que revela vínculos, agendas oscuras, ideologías encubiertas y abundantes puertas giratorias entre empresas laicas, inocentes oenegés y el gobierno del país más endemoniadamente poderoso del mundo.
A decir verdad, Assange no encontró piezas nuevas en este rompecabezas, pero luego de armado, el resultado impacta al contemplarlo completo.
El Presidente de Google, Eric Schmidt, comparte una broma con Hillary Clinton durante una “charla informal” especial con el personal de Google. La charla tuvo lugar el 21 de julio 2014 en la sede de Google en Mountain View, California.
Google no es lo que parece
Por Julian Assange ~ Traducido por Bibiana Ruiz y derechoaleer.
Eric Schmidt es una figura influyente, incluso considerando la procesión de personajes poderosos con los que me he tenido que cruzar desde que fundé WikiLeaks. A mediados de mayo 2011, yo estaba bajo arresto domiciliario en la zona rural de Norfolk, unas tres horas en auto al noreste de Londres. El ataque contra Wikileaks estaba en su fase más cruda y cada momento perdido parecía eterno. No era fácil obtener mi atención. Pero cuando mi colega Joseph Farrell me dijo que el presidente ejecutivo de Google quería reunirse conmigo, yo escuchaba.
En cierto modo, las altas jerarquías de Google me parecían más lejanas y oscuras que los pasillos de Washington. Para ese entonces, llevábamos años de cruces con altos funcionarios estadounidenses y podría decirse que se había perdido la mística. Sin embargo, los crecientes centros de poder en Silicon Valley mantenían un halo de misterio. De pronto fui consciente de la oportunidad que se me presentaba para comprender e influir en aquello que se estaba convirtiendo en la empresa más influyente del planeta. Schmidt había asumido el cargo de CEO de Google en 2001 y la había transformado en un imperio.1
Me intrigaba que la montaña viniera a Mahoma. Pero no fue hasta mucho después de la visita de Schmidt y compañía que llegué a comprender quién me había visitado realmente.
El pretexto para la visita fue un libro. Schmidt lo estaba escribiendo junto con Jared Cohen, director de “Google Ideas”, un equipo que se describe a sí mismo como el “think/do tank” interno de Google [N, del T.: Think ‘do’ tank es un juego de palabras con think tank, que pone el acento en la realización práctica de las ideas, más que en el análisis teórico]. Yo sabía muy poco sobre Cohen en ese momento. De hecho, Cohen había pasado a Google directamente desde el Departamento de Estado en 2010. Locuaz representante de la “Generación Y” bajo dos administraciones, Cohen era un cortesano del mundo de los centros de estudio y “think tanks”, reclutado a los veinte años. Se convirtió en consejero senior de las Secretarias de Estado Condoleezza Rice y Hillary Clinton. Mientras estaba en el Departamento de Estado, en el equipo de Planificación de Políticas, Cohen fue rápidamente bautizado como “el animador de fiestas de Condi”, llevando las últimas buzzwords de Silicon Valley a los círculos políticos y produciendo sus propias alquimias retóricas como “Diplomacia 2.0”.2 En su página personal dentro del Consejo adjunto de Relaciones Exteriores enumeró sus áreas de especialización como “terrorismo, radicalización, impacto de las tecnologías de conexión en la política exterior del siglo XXI; Irán”.3
Director de Google Ideas y “visionario geopolítico” Jared Cohen comparte su visión con los reclutas del Ejército de Estados Unidos en una sala de conferencias en la Academia Militar de West Point el 26 de febrero 2014 Instagram por Eric Schmidt
Se dice que Cohen, mientras aún estaba en el Departamento de Estado, fue quien le envió un e-mail al CEO de Twitter, Jack Dorsey, para retrasar un mantenimiento programado con el fin de ayudar al abortado levantamiento de Irán durante 2009.4 Su documentada historia de amor con Google comenzó ese mismo año, cuando se hizo amigo de Eric Schmidt mientras evaluaban conjuntamente la destrucción posterior a la ocupación de Bagdad. Apenas unos meses después, Schmidt recreaba el hábitat natural de Cohen dentro del propio Google mediante la organización de un “think/do tank” en Nueva York y el nombramiento de Cohen como su director. Así nació Google Ideas.
Más tarde, ese mismo año, ambos escribieron un artículo para la revista del Consejo de Relaciones Exteriores Foreign Affairs, alabando el potencial reformador de las tecnologías de Silicon Valley como instrumento de política exterior.5 Describiendo lo que llamaron “coaliciones de los conectados”6, Schmidt y Cohen afirmaron:
Los Estados democráticos que han hecho coaliciones con sus militares tienen la capacidad de hacer lo mismo con sus tecnologías de conexión… Estas ofrecen una nueva forma de ejercer el deber de proteger a los ciudadanos de todo el mundo [énfasis añadido].7
En el mismo artículo, sostenían que “esta tecnología es abrumadoramente provista por el sector privado”. Poco después en Túnez, luego en Egipto y luego en el resto de Oriente Medio estalló una revolución. Los ecos de estos eventos en los medios sociales online se convirtieron en un espectáculo para los usuarios de internet de Occidente. Los comentaristas profesionales, ansiosos por racionalizar levantamientos contra dictaduras respaldadas por Estados Unidos, las denominaron “las revoluciones de Twitter”. De repente, todo el mundo quería estar en el punto de intersección entre el poder global estadounidense y las redes sociales, y Schmidt y Cohen ya habían demarcado ese territorio. Con el título provisorio “El Imperio de la Mente” comenzaron a extender su artículo hasta llegar a la extensión de un libro, y buscaron encuentros con los grandes nombres de la tecnología y del poder global como parte de su investigación.
Ellos dijeron que querían hacerme una entrevista. Estuve de acuerdo. Fijamos una fecha para junio.
Eric Schmidt, presidente de Google, en el panel “Pulse of Today’s Global Economy” en la reunión anual “Clinton Global Initiative”, el 26 de septiembre de 2013 en Nueva York. Eric Schmidt asistió por primera vez a la reunión anual del CGI en su sesión plenaria de apertura en 2010. (Foto: Mark Lennihan)
Para junio ya había mucho de qué hablar. Ese verano Wikileaks seguía resistiendo los ataques que recibía como consecuencia de la liberación de los cables diplomáticos estadounidenses, publicando miles de ellos cada semana. Cuando, siete meses antes, comenzamos a liberar la primera tanda de cables, Hillary Clinton denunciaba la publicación como “un ataque a la comunidad internacional” que “desgarraba el tejido” de confianza entre los gobiernos.
En medio de este clima, Google se proyectó ese junio, aterrizando en un aeropuerto de Londres y haciendo el largo viaje en coche por East Anglia, Norfolk y Beccles. Schmidt fue el primero en llegar junto con su compañera Lisa Shields. Cuando la presentó como vicepresidente del Consejo de Relaciones Exteriores —un think tank especializado en política exterior con estrechos lazos con el Departamento de Estado— comencé a prestarle un poco más de atención. Shields provenía directamente del mismísimo Camelot, después de haber sido promovida por el equipo de John Kennedy Jr. a principios de los ‘90. Los tres nos sentamos e intercambiamos cortesías. Dijeron que habían olvidado su grabador, así que utilizamos el mío. Hicimos un trato: yo le enviaría la grabación y a cambio recibiría la transcripción para corregirla, dándole precisión y claridad. Comenzamos. Schmidt fue directamente al punto y de inmediato me interrogó sobre las bases organizativas y tecnológicas de WikiLeaks.
Poco tiempo después llegó Jared Cohen. Y con él, Scott Malcomson, presentado como el editor del libro. Tres meses después de la entrevista, Malcomson ingresaría al Departamento de Estado como redactor de discursos y asesor principal de Susan Rice (entonces embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, ahora asesora de seguridad nacional). Había trabajado previamente como asesor en las Naciones Unidas y era un antiguo miembro del Consejo de Relaciones Exteriores. Al momento de escribir este texto, Malcomson se desempeña como director de comunicaciones de la organización International Crisis Group.8
En este punto, la composición de la delegación era: una parte Google, tres partes funcionarios de política exterior de los Estados Unidos, pero yo seguía sin enterarme. Tras los apretones de mano, comenzamos la entrevista.
El presidente de Google, Eric Schmidt, fotografiado en un ascensor de Nueva York, llevando el nuevo libro de Henry Kissinger, “World Order”, el 25 de septiembre de 2014.
Schmidt era un buen envoltorio: un avanzado cincuentón, bizco detrás de unas gafas de búho y sobriamente vestido. Sin embargo, el aspecto adusto de Schmidt ocultaba una “analiticidad” maquinal. Sus preguntas a menudo omitían el meollo de la cuestión, revelando una poderosa inteligencia no verbal estructural. Era el mismo intelecto que había abstraído los principios de ingeniería de software para hacer escalar a Google como una megacorporación, asegurando que la infraestructura de la empresa siempre cumpliera con una tasa de crecimiento. Era el tipo de persona que entiende cómo construir y mantener sistemas: sistemas de información y sistemas de personas. Mi mundo era nuevo para él pero también era un mundo para desplegar procesos humanos, escalas y flujos de información.
Para un hombre de inteligencia sistemática, el Schmidt político —al menos el que yo podía podía percibir desde nuestra conversación— era sorprendentemente convencional, incluso banal. Comprendió las relaciones estructurales con rapidez pero le costaba verbalizarlo, intercalando forzadamente términos de la jerga marketinera de Silicon Valley o del arcaico dialecto del Departamento de Estado.9 Su mejor momento era (tal vez sin darse cuenta) cuando hablaba como ingeniero, cuando acababa con las complejidades para analizar ortogonalmente sus componentes simples.
Encontré en Cohen un buen oyente pero un menos interesante pensador, dominado por esa afectación que caracteriza habitualmente a los generalistas de carrera y becarios de Rhodes. Como era de esperar por sus antecedentes en política exterior, Cohen tenía gran conocimiento de los conflictos internacionales y sus puntos críticos y se movía rápidamente en ese contexto, detallando diferentes escenarios para evaluar mis afirmaciones. A veces parecía como si estuviese divagando por la ortodoxia académica para tratar de impresionar a sus antiguos compañeros de Washington. Malcomson, más viejo, era más pensativo, sus aportes eran meditados y generosos. Shields permaneció tranquila durante gran parte de la conversación, tomando notas, tolerando los grandes egos que estaban sentados alrededor de la mesa mientras ella se dedicaba al trabajo real.
Esperaban que siendo yo el entrevistado hablara la mayor parte del tiempo. Busqué orientarlos a través de mi manera de ver el mundo. Debo darles crédito, creo que la entrevista es la mejor que he dado. Estaba fuera de mi zona de confort y eso me gustó. Luego comimos y salimos un rato a caminar mientras seguíamos grabando. Aproveché para indagar a Eric Schmidt sobre pedidos gubernamentales de información dirigidos a WikiLeaks y se negó a contestar, repentinamente nervioso, citó la ilegalidad de la divulgación de las solicitudes realizadas por la Ley Patriota. Al caer la noche ya se habían ido. Mientras ellos volvían a sus lejanas y etéreas oficinas del imperio de la información, yo regresé a seguir con mi trabajo. Y así terminó todo, o eso creía yo.
Dos meses más tarde, la liberación de cables del Departamento de Estado llevada a cabo por WikiLeaks tuvo un final abrupto. Durante nueve meses habíamos gestionado laboriosamente su publicación, asociándonos a más de un centenar de medios de todo el mundo, distribuyendo los documentos en sus regiones de influencia y supervisando un método de redacción y publicación sistemático y global, en un esfuerzo por conseguir el máximo impacto de nuestras fuentes.
Pero en un acto de negligencia grave, The Guardian —nuestro antiguo socio—, en el encabezado de un capítulo de un libro, publicó la contraseña secreta que permitía desencriptar la totalidad de los 251.000 cables, obligándonos a salir con rapidez para febrero de 2011.10 A mediados de agosto habíamos descubierto que un ex empleado alemán —a quien yo había suspendido en 2010— se encontraba estableciendo lazos comerciales con una variedad de organizaciones y personas, negociando información acerca de la ubicación del archivo encriptado al cual correspondía la contraseña publicada en el libro. Teniendo en cuenta el ritmo al cual se diseminaba la información, estimamos que en un par de semanas la mayoría de las agencias de inteligencia, contratistas e intermediarios tendrían acceso a todos los cables pero el público no.
Entonces decidí que era necesario adelantar nuestro cronograma de publicación en cuatro meses y contactar al Departamento de Estado para dejar constancia de que los habíamos puesto al tanto. Esto ayudaría a hacer más difícil un nuevo ataque legal o político. Como no pudimos llegar a Louis Susman —el embajador de Estados Unidos en el Reino Unido en aquel momento— intentamos por la puerta principal. Nuestra editora de investigaciones, Sarah Harrison, llamó directamente a la recepción del Departamento de Estado e informó al operador que “Julian Assange” quería tener una conversación con Hillary Clinton. Como era de esperar, esta declaración fue recibida inicialmente con incredulidad burocrática. Pronto nos encontramos en una de las delirantes escenas de Dr. Strangelove, cuando Peter Sellers llama en frío a la Casa Blanca para advertir de una inminente guerra nuclear y lo dejan con el llamado en espera. Como en la película, fuimos subiendo en jerarquía, llamando a funcionarios cada vez de más alto rango, hasta que llegamos al asesor legal de Clinton. Dijo que nos devolvería la llamada. Colgamos y esperamos.
Descargar el archivo de video.
‘Sarah Harrison y Julian Assange llaman al Departamento de Estado en septiembre de 2011.’ Cuando el teléfono sonó, media hora más tarde, no era nadie del Departamento de Estado quien estaba al otro lado de la línea. Llamaba Joseph Farrell, el miembro del staff de WikiLeaks que había oficiado de intermediario para la entrevista con Google. Acababa de recibir un e-mail de Lisa Shields intentando confirmar si efectivamente era WikiLeaks quien estaba llamando al Departamento de Estado.
Fue en ese momento que me di cuenta de que Eric Schmidt podría no haber sido solamente un emisario de Google. Ya fuera en forma oficial o no, Schmidt llevaba cierto acompañante que lo colocaba muy cerca de Washington DC (además de sus bien documentados nexos con el presidente Obama). No sólo había gente de Hillary Clinton que sabía que la pareja de Schmidt me había visitado, también la estaban utilizando como canal extraoficial. Es decir, mientras WikiLeaks estaba en plena batalla por la publicación del archivo interno del Departamento de Estado, el Departamento de Estado había, en efecto, infiltrado el centro de mando de WikiLeaks y nos golpeaba con un almuerzo gratis. Dos años después, a la luz de sus primeras visitas a China, Corea del Norte y Birmania en 2013, la idea de que el CEO de Google podría estar realizando alguna forma de “diplomacia extraoficial” para Washington, resultaba más evidente. Sin embargo, en ese momento todavía parecía una novela.11
Instagram de Eric Schmidt de Hillary Clinton y David Rubinstein, tomada en la gala del Foro Holbrooke, el 5 de diciembre de 2013. Richard Holbrooke (fallecido en 2010) fue un diplomático estadounidense de alto perfil, director gerente de Lehman Brothers, miembro del board de NED, CFR, la Trilateral Commission, miembro del grupo directivo de Bilderberg y asesor de Hillary Clinton y John Kerry. Schmidt donó más de 100.000 dólares al Foro Holbrooke.
Dejé de lado el tema hasta febrero de 2012. En ese año, WikiLeaks —junto con más de treinta medios asociados— comenzó a publicar los Global Intelligence Files: correos electrónicos internos de la empresa privada de inteligencia con sede en Texas, Stratfor.12 Uno de nuestros socios de investigación más cercanos —el periódico Al Akhbar de Beirut— relevó los e-mails sobre Jared Cohen.13 Los muchachos de Stratfor —que gustaban verse como una especie de CIA corporativa— le prestaban especial atención a otras organizaciones cuando las percibían incursionando en su territorio. Google había aparecido en su radar. En una serie de coloridos e-mails discutían sobre las actividades realizadas por Cohen bajo los auspicios de Google Ideas, sugiriendo diferentes interpretaciones sobre lo que realmente significaba el “hacer” (“do”) del think/do tank.
La gestión de Cohen parecía pasar del ámbito de las relaciones públicas y la “responsabilidad empresaria” a una activa intervención corporativa en asuntos de política exterior, en un nivel que normalmente se reserva a los Estados. Podría decirse irónicamente que Jared Cohen era el “director de cambio de régimen” de Google. De acuerdo con estos correos, estaba tratando de influir en algunos de los principales acontecimientos históricos contemporáneos en Medio Oriente. Podía ubicárselo en Egipto durante la revolución, reuniéndose con Wael Ghonim, el empleado de Google cuyo arresto y encarcelamiento horas después lo convertirían en un referente del levantamiento a medida para la prensa occidental. Otras reuniones se habían planeado en Palestina y Turquía, las cuales —según los correos de Stratfor— fueron canceladas por sus superiores de Google al considerlas demasiado arriesgadas. Tan sólo unos meses antes de reunirse conmigo, Cohen estaba planeando un viaje a la zona fronteriza con Irán en Azerbaiyán para “promover las comunidades iraníes cercanas a la frontera”, como parte del proyecto Google Ideas en “sociedades represivas”. En un e-mail interno, el vicepresidente de inteligencia de Stratfor, Fred Burton (también ex funcionario de seguridad del Departamento de Estado), escribió:
Google está consiguiendo apoyo aéreo y respaldo de la Casa Blanca y el Departamento de Estado. En realidad, están haciendo cosas que la CIA no puede hacer… [Cohen] va a terminar él mismo secuestrado o asesinado. Para ser franco, podría ser lo mejor para exponer el papel encubierto que Google está jugando en la incitación a levantamientos. El Gobierno puede entonces negar cualquier conocimiento y Google deberá hacerse cargo de toda la mierda.14
En otra comunicación interna, Burton dijo que sus fuentes sobre las actividades de Cohen eran Marty Lev —director de seguridad y protección de Google— y el propio Eric Schmidt.15 Buscando algo más concreto, empecé a rastear información sobre Cohen en el archivo de WikiLeaks. Cables del Departamento de Estado publicados como parte del Cablegate revelan que Cohen había estado en Afganistán en 2009, tratando de convencer a las cuatro empresas principales de telefonía móvil afganas de mover sus antenas a las bases militares estadounidenses.16 En el Líbano trabajó reservadamente para promover un rival intelectual y religioso para Hezbollah, la “Higher Shia League”.17 Y en Londres ofreció fondos a ejecutivos de la industria cinematográfica de la India [Bollywood] para incluir contenido anti-extremista en sus películas, y se comprometió a contactarlos con cadenas de Hollywood.18
Tres días después de haberme visitado en Ellinghan Hall, Jared Cohen voló a Irlanda para dirigir el Save Summit, un evento copatrocinado por Google Ideas y el Consejo de Relaciones Exteriores. Juntando a ex miembros de pandillas de zonas marginales, militantes de derecha, nacionalistas violentos y “extremistas religiosos” de todas partes del mundo en un solo lugar, el evento apuntaba a idear soluciones tecnológicas para el problema del “extremismo violento”.19 ¿Qué podía salir mal?
El mundo de Cohen parece ser un evento como este tras otro: eternas veladas de intercambio cruzado de influencias entre las elites y sus vasallos bajo la piadosa rúbrica de “sociedad civil”. Según nos enseñan, en las sociedades capitalistas adelantadas todavía existe un “sector de la sociedad civil” orgánico en el cual las instituciones se arman autónomamente y aunan esfuerzos para manifestar los intereses y voluntades de los ciudadanos. La fábula dice que es un ámbito donde los actores del gobierno y el “sector privado” no entran, brindando un espacio seguro para que las ONGs y organizaciones sin fines de lucro defiendan cosas como los derechos humanos, la libertad de expresión y el gobierno responsable.
Suena como una idea maravillosa. Sin embargo, esto no ha sido así por décadas, si es que alguna vez lo fue. Desde, por lo menos, la década del ‘70, actores genuinos como sindicatos e iglesias han sido doblegados por el ataque sostenido del “libre mercado estatista” que transformó a la “sociedad civil” en un mercado de compradores para las facciones políticas y los intereses corporativos que buscan ejercer su influencia. Durante los últimos cuarenta años se ha visto una gran proliferación de think tanks y ONGs políticas cuyo propósito, detrás de toda la verborrea, es ejecutar agendas políticas que se comandan sutilmente a control remoto.
No se trata sólo de obvios grupos de fachada neoconservadora como Foreign Policy Initiative. 20 También incluye fatuas ONGs occidentales como Freedom House, donde activistas de carrera —naïves pero bienintencionados— terminan enredados entre los flujos de financiación política, denunciando las violaciones no occidentales a los derechos humanos, pero dejando los abusos locales tenazmente fuera de su campo de visión. El circuito conferencial de la sociedad civil —que pasea por el mundo activistas de países en desarrollo durante todo el año para bendecir la profana unión entre el “gobierno y los grupos de intereses privados” en eventos geopolitizados tales como el Stockholm Internet Forum, simplemente no podrían existir si no hubiera millones de dólares anuales para el financiamiento político.
Echénle un vistazo a los miembros de los think tanks más prominentes e institutos estadounidenses y brotarán los mismos nombres. La cumbre de Cohen (Save Summit) incubó AVE (o AgainstViolentExtremism.org), un proyecto a largo plazo cuyo principal auspiciante además de Google Ideas es la Gen Next Foundation. En el sitio de esta fundación dice que es una “organización de membresía exclusiva y una plataforma para individuos exitosos” que apunta a provocar un “cambio social” impulsado por el financiamiento de capitales de riesgo.21 “El sector privado de Gen Next y el respaldo de la fundación sin fines de lucro evitan algunos de los potenciales conflictos de interés que enfrentan las iniciativas cuando son financiadas por los gobiernos”.22 Jared Cohen es miembro exclusivo.
Jared Cohen en el escenario con los delegados en la cumbre inaugural por la Alianza de los Movimientos de la Juventud en la ciudad de Nueva York, en 2008.
Gen Next también respalda una ONG lanzada por Cohen a finales de su gestión en el Departamento de Estado, que busca vincular ciber activistas “pro democráticos” globales con la red de patrocinio de relaciones exteriores de los Estados Unidos.23 El grupo se originó como la Alliance of Youth Movements en una cumbre inaugural en la ciudad de Nueva York en 2008, financiada por el Departamento de Estado y repleta de logos de sponsors corporativos.24 La cumbre consiste en una cuidadosa selección de activistas de redes sociales de «regiones problemáticas» como Venezuela y Cuba, para que miren conferencias del equipo de medios digitales de la campaña de Obama o de James Glassman del Departamento de Estado, y se contacten con consultores de relaciones públicas, “filántropos” y personalidades de los medios estadounidenses.25 El grupo llevó a cabo otras dos cumbres sólo para invitados en Londres y México, donde quien se dirigia a los delegados a través de una video conferencia era directamente Hillary Clinton.26
Ustedes son la vanguardia de una generación de activistas prometedora… y eso los convierte en la clase de líderes que necesitamos.27
Secretaria de Estado Hillary Clinton dirigiéndose a los delegados de la Alliance of Youth Movements (Unión de los Movimientos de Jóvenes) en la cumbre anual en México, el 16 de ocubre, vía videolink.
En 2011, la Alliance of Youth Movements fue renombrada Movements.org. En 2012, Movements.org se convirtió en una división de Advancing Human Rights, una nueva ONG fundada por Robert L. Bernstein después de haber renunciado a Human Rights Watch (la cual había fundado él mismo originalmente) porque sentía que la organización no debería encargarse de los abusos a los derechos humanos por parte de Israel y Estados Unidos.28 Advancing Human Rights busca arreglar las equivocaciones de Human Rights Watch enfocándose exclusivamente en las «dictaduras».29 Cohen manifestó que la fusión de Movements.org con Advancing Human Rights era “irresistible”, señalando a la última como “una admirable red de ciberactivistas en Medio Oriente y el norte de África”.30 Después se unió a la junta de Advancing Human Rights, que también incluía a Richard Kemp, el ex comandante de las fuerzas británicas que ocuparon Afganistán.31 En su forma actual, Movements.org continua recibiendo fondos de Gen Next, así como también de Google, MSNBC y el gigante PR Edelman, que representa a General Electric, Boeing y Shell, entre otros.32
Una captura de pantalla de los “Partidarios y patrocinadores” de movements.org.
Google Ideas es más grande pero sigue el mismo plan de juego. Échenle una mirada a la lista de oradores entre sus invitados a las tertulias anuales, como por ejemplo “Crisis en un mundo conectado”, de octubre de 2013. Los teóricos y activistas de las redes sociales le otorgan al evento un halo de autenticidad pero en realidad posee un paquete venenoso de asistentes: oficiales estadounidenses, magnates de las telecomunicaciones, consultores de seguridad, capitalistas financieros y buitres tecnológicos de la política exterior como Alec Ross (el gemelo de Cohen en el Departamento de Estado).33 En el núcleo duro están los contratistas de armas y militares: caciques activos de los ciber comandos estadounidenses y hasta el almirante responsable de todas las operaciones militares de Estados Unidos en América Latina desde 2006 hasta 2009. Envolviendo el paquete están Jared Cohen y el presidente de Google, Eric Schmidt.34
Empecé pensando que Schmidt era brillante pero también un multimillonario tecnológico californiano políticamente ingenuo que estaba siendo usado por la gente que él mismo había reclutado del área de política exterior: agentes contratados para que oficiaran de intérpretes entre él y Washington —un ejemplo ilustrativo costa-oeste/costa-este del problema del agente/principal.35
Estaba equivocado.
Eric Schmidt nació en Washington DC, donde su padre había trabajado como profesor y economista para el Departamento del Tesoro durante la presidencia de Nixon. Asistió a la escuela en Arlington, Virginia, antes de graduarse como ingeniero en Princeton. En 1979, Schmidt se dirigió a Berkeley, donde obtuvo su PhD, antes de unirse a Stanford/Berkley, una spin-off de Sun Microsystems, en 1983. Cuando dejó Sun, dieciséis años después, se había convertido en parte de su dirección ejecutiva.
Sun tenía importantes contratos con el gobierno de Estados Unidos pero fue recién estando en Utah -como CEO de Novell- que los registros evidenciaron a Schmidt estatégicamente involucrado y participando públicamente de la clase política de Washington. Los registros de la financiación de la campaña federal muestran que el 6 de enero de 1999, Schmidt realizó dos donaciones de mil dólares al senador republicano de Utah, Orrin Hatch. El mismo día, la mujer de Schmidt, Wendy, también le dio al senador Hatch dos lotes de mil dólares. A comienzos de 2001, más de una docena de políticos y PACs (comités de acción política), incluyendo a Al Gore, George W. Bush, Dianne Feinstein y Hillary Clinton, estaban en la nómina de los Schmidt. En uno de los casos por cien mil dólares36. Para 2013, Eric Schmidt —quien era excesivamente asociado con Obama en la Casa Blanca— era más político. Ocho republicanos y ocho demócratas eran financiados públicamente, así como también dos PACs. En abril de ese año, $32.300 dólares fueron al Comité Senatorial Republicano Nacional. Un mes más tarde, la misma cantidad de dinero la recibió el Comité de Campaña Senatorial Demócrata. Por qué Schmidt donaba exactamente la misma cantidad de dinero a ambos partidos es una pregunta de sesenta y cuatro mil seiscientos dólares.37
Fue también en 1999 que Schmidt se unió a la junta directiva de un grupo con sede en Washington DC: la New America Foundation, una fusión de fuerzas centristas (en términos de Washington) bien conectadas. La fundación y su personal (100) sirven como una propaladora de influencia, utilizando su acreditada red de expertos en seguridad nacional, política exterior y tecnología, para colocar cientos de artículos y columnas de opinión por año. Para 2008, Schmidt se había convertido en presidente de la junta de directivos. En 2013, como principales financiadores de la New America Foundation (cada uno contribuyendo con más de un millón de dólares) figuraban Eric y Wendy Schmidt, el Departamento de Estado de Estados Unidos y la Fundación de Bill y Melinda Gates. Los financiadores secundarios incluyen a Google, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la organización privada sin fines de lucro Radio Asia libre (RFA).38
La participación de Schmidt en la New America Foundation lo coloca en el centro del establishment de Washington. Entre los otros miembros ejecutivos de la Fundación —siete de los cuales se encuentran listados como miembros del Consejo de Relaciones Exteriores— se encuentran Francis Fukuyama, uno de los padres intelectuales del movimiento neoconservador; Rita Hauser, quien sirvió en el Consejo de Consultores de Inteligencia durante las presidencias de Bush y de Obama; Jonathan Soros, el hijo de George Soros; Walter Russell, estratega de seguridad estadounidense y editor del American Interest; Helene Gayle, ejecutiva de Coca-Cola, Colgate-Palmolive, la Fundación Rockefeller, la Unidad del Departamento de Estado de Asuntos Exteriores, el Consejo de Relaciones Exteriores, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, el programa de becarios de la Casa Blanca, y la campaña UNO de Bono; y Daniel Yergin, geoestratega del petróleo, ex director del Departamento de Grupo de Trabajo del Departamento de Energía de Estados Unidos para la investigación Estratégica de la Energía y el Desarrollo, y autor de “The Prize: The Epic Quest for Oil, Money and Power”.39
16 de mayo 2014: el Presidente de Google, Eric Schmidt, presenta a Hillary Clinton como oradora principal de la conferencia “Grandes Ideas para una Nueva América” para la New America Foundation, organización de la cual Schmidt es Presidente del board y el mayor financiador.
La directora ejecutiva de la Fundación, nombrada en 2013, es la ex jefa de Jared Cohen en el Consejo de Planificación Política del Departamento de Estado, Anne-Marie Slaughter, especialista en derecho y relaciones internacionales de Princeton, con un gran ojo para las políticas de puertas giratorias.40 Ella es omnipresente a la hora de escribir o hacer llamadas para que Obama responda a la crisis de Ucrania, no sólo desplegando fuerzas estadounidenses encubiertas en el país sino también arrojando bombas en Siria —fundamentado en que así enviarán un mensaje a Rusia y China.41 Junto con Schmidt, asistió a la conferencia de Bilderberg en 2013 como parte del Consejo de Asuntos Exteriores del Departamento de Estado.42
No había nada de ingenuidad en la mirada política de Eric Schmidt. Yo había estado demasiado ansioso por observar a un ingeniero de Silicon Valley políticamente ambicioso, una reliquia de los buenos viejos tiempos de la cultura de los graduados en ciencias de la computación de la costa oeste. Pero esa no es la clase de persona que asiste a la conferencia Bilderberg, que visita regularmente la Casa Blanca u ofrece “charlas informales” durante el Foro Económico Mundial en Davos.43 La aparición de Schmidt como “ministro de relaciones exteriores” de Google —haciendo pompa y ceremonia de las visitas de estado por las líneas de tensión de la geopolítica global— no había surgido de la nada; había sido presagiado por años de asimilación dentro de las redes del establishment estadounidense de reputación e influencia.
A nivel personal, Schmidt y Cohen son personas sumamente agradables. Pero el presidente de Google es un clásico jugador que se desempeña de “capitán de la industria”, con todo el bagaje ideológico que trae ese rol44. Schmidt encaja perfectamente donde está: el punto en donde las tendencias centristas, liberales e imperialistas se cruzan con la vida política estadounidense. Por lo que parece, los jefes de Google creen genuinamente en el poder civilizador de las corporaciones multinacionales liberales y ven esta misión como un continuar dándole forma al mundo según el jucio superior de la “superpotencia benévola”. Le dirán que ser abiertos a todas las ideas es una virtud, pero aquellas perspectivas que desafíen el concepto de excepcionalismo que conduce la política exterior estadounidense seguirán siendo invisibles para ellos. Esta es la banalidad impenetrable del «no seas malvado». Ellos creen que están haciendo el bien. Y ése es el problema.
Google es “diferente”. Google es “visionario”. Google es “el futuro”. Google es “más que una compañía”. Google “le devuelve a la comunidad”. Google es “una fuerza para el bien”.
Aun cuando Google ventila públicamente su ambivalencia corporativa, hace poco para desdecir estos dogmas de fe.45 La reputación de la compañía es aparentemente irrefutable. Su colorido y alegre logo se imprime en las retinas humanas seis mil millones de veces al día, 2.1 billones de veces al año —una oportunidad de condicionamiento estímulo-respuesta que no ha sido gozada por ninguna otra compañía en la historia.46 Sorprendido con las manos en la masa el año pasado, haciendo petabytes de datos personales disponibles para la comunidad de inteligencia estadounidense a través del programa PRISM, Google continuó como nunca aprovechándose de la buena imagen generada por su doble discurso de «no seas malvado». Algunas cartas abiertas simbólicas a la Casa Blanca luego y todo parece haber sido olvidado. Incluso los activistas anti-vigilancia no pueden evitar condenar el espionaje del gobierno sin tratar de cambiar la vigilancia invasiva que Google practica usando estrategias de apaciguamiento.47
Nadie quiere reconocer que Google ha crecido monstruosamente. Pero lo ha hecho. La gestión de Schmidt como CEO vio a Google integrado a las estructuras de poder estadounidense más turbias tanto como se expandía hacia una megacorporación geográficamente invasiva. Pero Google se ha mostrado siempre a gusto con esta proximidad. Mucho antes de que los fundadores de la empresa, Larry Page y Sergey Brin, contrataran a Schmidt en 2001, su investigación inicial sobre la cual estaba basada Google había estado parcialmente financiada por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA, por su sigla en inglés).48 Y aunque el Google de Schmidt desarrollara una imagen de gigante tecnológico excesivamente amigable, estaba construyendo una relación cercana con la comunidad de inteligencia.
En 2003, la NSA había empezado a violar sistemáticamente la Ley de Vigilancia de la Inteligencia Extranjera (FISA por su sigla en inglés) bajo la dirección del General Michael Hayden.49 Esos eran los días del programa de “Conocimiento Total de la Información”.50 Antes de que PRISM fuera siquiera soñado, la NSA ya apuntaba a “recolectar, rastrear, saber, procesar y explotarlo todo” bajo las órdenes de Bush.51 Durante el mismo período, Google, cuya misión corporativa declarada publicamente es recolectar y “organizar la información mundial y hacerla accesible y útil universalmente”52, aceptó dinero de la NSA por dos millones de dólares para proveer a la agencia de las herramientas con las que crecerían rápidamente sus reservas de conocimiento robado.53
En 2004, después de quedar a cargo de Keyhole, una startup de tecnología de mapeo cofinanciado por la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial (NGA por su sigla en inglés) y la CIA, Google desarrolló la tecnología de Google Maps, una versión empresarial de la que han comprado el Pentágono y las agencias federales y estatales asociadas en contratos multimillonarios.54 En 2008, Google ayudó al lanzamiento al espacio del satélite espía de la NGA, el GeoEye-1. Google comparte las fotos del satélite con las comunidades militares y de inteligencia de Estados Unidos.55 En 2010, la NGA firmó un contrato con Google por veintisiete millones de dólares por “servicios de visualización geoespacial”.56
En 2010, después de que el gobierno chino fuese acusado por hackear a Google, la compañía entró en una relación de “formalmente compartir información” con la NSA, la cual permitía a los analistas de la NSA “evaluar vulnerabilidades” en el hardware y el software de Google.57 Aunque las formas exactas del acuerdo nunca han sido reveladas, la NSA puso a otras agencias gubernamentales para ayudar, incluyendo al FBI y al Departamento de Seguridad Nacional.
Casi al mismo tiempo, Google se involucraba en el programa conocido como “Estrategia de Seguridad Duradera” (ESF por su sigla en inglés)58, el cual implicaba compartir información entre las compañías tecnológicas de Silicon Valley y las agencias del Pentágono afiliadas “a la velocidad de la red”.59 Los e-mails obtenidos en 2014 por los pedidos de Libertad de Información muestran que Schmidt y su socio de Google, Sergey Brin, le escribían por la ESF al jefe de la NSA, el General Keith Alexander, tutéandolo.60 Los reportes pusieron el foco en la familiaridad de la correspondencia: “General Keith … so great to see you … !” / “General Keith… me alegra tanto verlo…!”, escribió Schmidt. Pero muchos reportes omitían un detalle crucial. “Your insights as a key member of the Defense Industrial Base” / “Sus conocimientos como miembro clave de la Base Industrial de Defensa”, le escribió Alexander a Brin, “are valuable to ensure ESF’s efforts have measurable impact” / “son valiosos para asegurar que los efectos de la ESF tengan un impacto mesurable”.
El Departamento de Seguridad Nacional define a la Base Industrial de Defensa como “el complejo industrial internacional que permite la investigación y el desarrollo, así como también el diseño, la producción, la entrega y el mantenimiento de sistemas de armas militares, subsistemas y componentes o partes que cumplen con los requisitos militares de Estados Unidos (énfasis añadido)”.61
Descargar el archivo de video.
Video de Instagram del director de Google, Eric Schmidt, del 2 de mayo de 2014, donde muestra un drone militar experimental estadounidense, el LS3 o “Cujo”, diseñado por Boston Dynamics, recientemente adquirida por Google.
La Base Industrial de Defensa provee “productos y servicios que son esenciales para movilizar, desplegar y sostener operaciones militares”. ¿Incluye servicios comerciales regulares adquiridos por las fuerzas armadas estadounidenses? No. La definición excluye específicamente la compra de servicios comerciales regulares. Lo que sea que convierta a Google en “miembro clave de la Base Industrial de Defensa” seguro no son campañas de reclutamiento promocionadas por Google AdWords o soldados chequeando su Gmail.
En 2012, Google entró en la lista de lobbistas de cabecera de Washington DC —una lista típicamente disputada por la Cámara de Comercio de Estados Unidos, los contratistas militares y los leviatanes del petrocarbón. 62 Google entró al ranking encima del gigante militar aeroespacial Lockheed Martin, con un total de $18.2 millones gastados en 2012 contra los $15.3 millones de Lockheed. Boeing, el contratista militar que absorbió McDonnell Douglas en 1997, también pasó a estar debajo de Google, con $15.6 millones, como lo hizo Northrop Grumman con $17.5 millones.
En otoño de 2013, la Administración Obama trataba de buscar apoyo para sus ataques aéreos contra Siria. A pesar de los reveses, la administración continuó presionando con discursos y anuncios públicos del presidente Obama y del Secretario de Estado, John Kerry, para que se llevara a cabo una acción militar en septiembre.63 El 10 de septiembre Google prestó su portada —la más popular en Internet— al esfuerzo por la guerra, insertando una línea debajo del cuadro de búsqueda que decía “En vivo. El secretario Kerry responde las preguntas sobre Siria. Hoy a las 2pm”.64
Portada de Google del 10 de septiembre de 2013, en la cual se promocionaban los esfuerzos de la Administración Obama por bombardear Siria.
Como escribió el autoproclamado “centrista radical”65 y columnista del New York Times, Tom Friedman en 1999, a veces no es suficiente con dejar el dominio de las corporaciones tecnológicas estadounidenses a algo tan volátil como el “libre mercado”:
La mano invisible del mercado nunca funcionará sin un puño invisible. McDonald’s no puede crecer sin McDonnell Douglas, el diseñador del F-15. Y el puño invisible que mantiene seguro al mundo para que las tecnologías de Silicon Valley florezcan se llama el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada y la Infantería de Marina estadounidense.66
Si algo ha cambiado desde aquellas palabras escritas ha sido que Silicon Valley no está tranquilo jugando ese rol pasivo, aspirando en su lugar a adornar el “puño invisible” con un guante de terciopelo. En 2013, Schmidt y Cohen manifestaron:
Lo que Lockheed Martin fue para el siglo XX, las compañías de tecnología y ciber seguridad lo serán para el XXI.67
Ésta fue una de las muchas afirmaciones osadas que Schmidt y Cohen puserion en su libro, el cual fue publicado finalmente en abril de 2013. Atrás quedó el título trabajado, “El Imperio de la Mente”, reemplazado por “La nueva era digital: reorganizando el futuro de las personas, naciones y negocios”. Para el momento en que salió, yo ya había buscado y recibido asilo político del gobierno de Ecuador y me había refugiado en su embajada en Londres. Para ese entonces, ya había pasado casi un año en la embajada, bajo vigilancia policial, impedido de salir seguro del Reino Unido. Estando conectado a Internet noté la excitación de la prensa por el libro de Schmidt y Cohen, ignorando frívolamente el imperialismo digital explícito del título y la conspicua sucesión de apoyos —previos a la publicación— por parte de famosos belicitas como Tony Blair, Henry Kissinger, Bill Hayden y Madeleine Albright.
El presidente de Google, Eric Schmidt y Henry Kissinger, Secretario de Estado y Jefe del Consejo de Seguridad Nacional durante la presidencia de Richard Nixon, en una charla “encendida” con el staff en la sede que la compañía tiene en Mountain View, California, el 30 de septiembre de 2013. En la conversación, Kissinger dice que el informante de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), Edward Snowden, es “despreciable”.
Promocionado como una predicción visionaria del cambio tecnológico global, el libro falló —incluso falló en imaginar un futuro, bueno o malo, pero sustancialmente diferente del presente. El libro era una fusión simplista entre la ideología del “fin de la historia” de Fukuyama —fuera de moda desde la década del ‘90— y los veloces teléfonos celulares. El mismo fue “inflado” con consignas de Washington, ortodoxias del Departamento de Estado y panegíricos de Henry Kissinger. El resultado del exámen era pobre, no parecía encajar con el perfil de Schmidt, ese hombre tranquilo e ingenioso que estaba en mi living. Sin embargo, leyéndolo empecé a ver que el libro no era un intento serio de hacer futurología. Era una canción de amor de Google para Washington. Google, una potencia digital en expansión, le ofrecía a Washington ser su vidente geopolítico.
Una forma de verlo es que se trata sólo de negocios. Para que un monopolio de servicios de internet estadounidense se asegure el dominio del mercado global, no puede simplemente seguir haciendo lo que viene haciendo y dejar que los políticos lo cuiden. La hegemonía estratégica y económica estadounidense es una base vital de su dominio del mercado. ¿Qué puede hacer una mega-corporación? Si quiere abarcar el mundo, debe pasar a ser parte del imperio “no seas malvado” original.
Pero parte de la imagen fuerte de Google de “mucho más que una compañía” proviene de la percepción de que no actúa como una corporación grande y malvada. Su afición por atraer gente a su trampa de servicios con gigabytes de “almacenamiento gratuito” produce la percepción de que Google lo da gratis, actuando directa y contrariamente al afán de lucro de la empresa. Google es percibida esencialmente como una empresa filantópica —una máquina mágica presidida por visionarios etéreos— para crear un futuro utópico.68 La compañía se ve, por momentos, ansiosa por cultivar esta imagen, despilfarrando financiamiento en iniciativas de “responsabilidad corporativa” para producir “cambio social”, ejemplificado por Google Ideas. Pero tal como lo muestra Google Ideas, los efuerzos “filantrópicos” de la compañía también la acercan incómodamente al lado imperial de la influencia estadounidense. Si Blackwater/Xe Services/Academi estuviera corriendo un programa como Google Ideas, sería sometido a un intenso escrutinio crítico.69 De alguna forma, Google obtiene un free pass.
Mientras la cuestión es ser una compañía o “mucho más que sólo una compañía”, las aspiraciones geopolíticas de Google están fuertemente enredadas en la agenda de política exterior del superpoder más grande del mundo. A medida que Google busca y el monopolio de servicios de internet crece, y a medida que extiende su cono de vigilancia industrial para alcanzar a la mayoría de la población mundial, domina rápidamente el mercado de teléfonos móviles y corre para extender el acceso a internet en el sur, Google se convierte en Internet para mucha gente.70 Su influencia en las elecciones y en el comportamiento de la totalidad de los seres humanos individuales traduce el poder real para que influya en el curso de la historia.
Si el futuro de la Internet es ser Google, entonces debería ser una preocupación seria para la gente de todo el mundo: en Latinoamérica, el este y sudeste de Asia, el subcontinente Indio, Medio Oriente, África, la ex Unión Soviética e incluso Europa, para quienes la Internet encarna la promesa de una alternativa a la hegemonía cultural, económica y estratégica de Estados Unidos.71
El imperio “no seas malvado” sigue siendo un imperio.
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La compañía está actualmente valuada en $400.000 millones de dólares y emplea a 49.829 personas. La valuación a finales de 2011 era de $ 200.000 millones con 33.077 empleados. Consulte la sección “Investor Relations: 2012 Financial Tables”, Google, archive.today/Iux4M. Para el primer trimestre de 2014, consulte la sección “Investor Relations: 2014 Financial Tables”, Google, archive.today/35IeZ. ↩
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Un profundo análisis sobre el libro de Schmidt y Cohen que trata sobre temas similares y que provocó algo de la investigación para este libro, ver Joseph L. Flatley, “Being cynical: Julian Assange, Eric Schmidt, and the year’s weirdest book” The Verge, 07 de junio 2013, archive.today/gfLEr. ↩
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Perfil de Jared Cohen en el sitio web del Consejo de Relaciones Exteriores, archive.today/pkgQN. ↩
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Shawn Donnan, “Think again” Financial Times, 8 de julio de 2011, archive.today/ndbmj. Ver también: Rick Schmitt, “Diplomacy 2.0” Stanford Alumni, mayo/junio de 2011, archive.today/Kidpc. ↩
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Eric Schmidt y Jared Cohen, “The Digital Disruption: Connectivity and the Diffusion of Power”, Foreign Affairs, noviembre/diciembre de 2010, archive.today/R13l2. ↩
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“La coalición de conectados” es una expresión aparentemente diseñada para evocar a “la coalición de voluntades”, utilizada para designar en 2003 a la alianza de estados encabezada por Estados Unidos que se preparaban para invadir Irak sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. ↩
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La frase “el deber de proteger” está impregnado de “responsabilidad de proteger” o, en su forma abreviada, “R2P” (por Responsibility to Protect). R2P es una muy controvertida “norma emergente” en el derecho internacional. R2P aprovecha el discurso de los derechos humanos para exigir la “intervención humanitaria” por “la comunidad internacional” en los países en donde se considera a su población civil en situación de riesgo. Para los liberales estadounidenses que rechazan el imperialismo desnudo de Paul Wolfowitz (para lo cual ver: Patrick E. Tyler “U.S. strategy plan calls for insuring no rivals develop”, New York Times, 8 de marzo de 1992, archive.today/Rin1g), R2P es la razón elegida para la acción militar occidental en Medio Oriente y en otras partes, como lo demuestra su ubicuidad como incentivo para invadir Libia en 2011 y Siria en 2013. La ex jefa de Jared Cohen en el Departamento de Estado, Anne-Marie Slaughter, lo ha llamado “el cambio más importante en nuestra concepción de la soberanía desde el Tratado de Westfalia en 1648”. Nótese su alegría en Responsibility to Protect: The Global Moral Compact for the 21st Century, editado por Richard H. Cooper y Juliette Voinov Kohler, en la página web de la editorial Palgrave Macmillan, archive.today/0dmMq.
Para un ensayo crítico sobre R2P ver la declaración de Noam Chomsky sobre la doctrina en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Noam Chomsky, “Statement by Professor Noam Chomsky to the United Nations General Assembly Thematic Dialogue on Responsibility to Protect”, Naciones Unidas, Nueva York, el 23 de julio de 2009, is.gd/bLx3uU. ↩
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International Crisis Group da cuenta de si mismo como una “organización no gubernamental, independiente, sin fines de lucro” que funciona “a través del análisis sobre el terreno y acciones de alto nivel para prevenir y solucionar conflictos graves”. También ha sido descripto como un “think tank de alto nivel … [ideado] para proporcionar principalmente la orientación política de los gobiernos que participan en la remodelación dirigida por la OTAN en los Balcanes”. Véase Michael Barker, “Imperial Crusaders For Global Governance”, Swans Commentary, el 20 de abril de 2009. Los perfiles del equipo International Crisis Group de Malcomson están disponibles en www.crisisgroup.org, archive.today/ETYXp. ↩
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Uno podría argumentar que esto es una prueba viviente de la débilidad de la hipótesis de Sapir-Whorf. Ver “Linguistic Relativity”, Wikipedia, archive.today/QXJPx. ↩
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Glenn Greenwald, “Fact and myths in the WikiLeaks/Guardian saga”, Salon, el 2 de septiembre de 2011, archive.today/5KLJH.
Ver también Matt Giuca, “WikiLeaks password leak FAQ”, Unspecified Behaviour, el 3 de septiembre de 2011, archive.today/ylPUp.
Ver también “WikiLeaks: Why the Guardian is wrong and shouldn’t have published the password”, Matt’s Tumblr, el 1 de septiembre de 2011 archive.today/aWjj4. ↩
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Andrew Jacobs, “Visit by Google Chairman May Benefit North Korea”, en New York Times, el 10 de enero de 2013, archive.today/bXrQ2. ↩
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Jeremy Hammond, un ético y valiente joven revolucionario digital, fue acusado más tarde por el gobierno de Estados Unidos de desentrañar estos documentos y entregarlos a WikiLeaks. Ahora es preso político en los EE.UU., condenado a diez años después de hablar con un informante del FBI. ↩
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Yazan al-Saadi, “StratforLeaks: Google Ideas Director Involved in ‘Regime Change’”, Al Akhbar, el 14 de marzo de 2012, archive.today/gHMzq. ↩
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“Re: GOOGLE & Iran ** internal use only—pls do not forward **,” email ID 1121800 (27 February 2011), Global Intelligence Files, WikiLeaks, el 14 de marzo de 2012, archive.today/sjxuG.
Para más discusiones internas de Stratfor acerca de Jared Cohen y Google ver: “Egypt - Google ** Suggest you read,” email ID 1122191 (9 February 2011), Global Intelligence Files, WikiLeaks, 14 de marzo de 2012, archive.today/DCzlA. “Re: More on Cohen,” email ID 1629270 (9 February 2011), Global Intelligence Files, WikiLeaks, el 14 de marzo de 2012, archive.today/opQ3a.
“Re: Google Shitstorm Moving to Gaza (internal use only),” email ID 1111729 (10 February 2011), Global Intelligence Files, WikiLeaks, el 14 de marzo de 2012, archive.today/vpK3F.
“Re: Google’s Cohen Activist Role,” email ID 1123044 (10 February 2011), Global Intelligence Files, WikiLeaks, 11 de marzo de 2013, archive.today/nvFP6. “Re: movements.org founder Cohen,” email ID 1113596 (11 February 2011), Global Intelligence Files, WikiLeaks, 6 de marzo de 2012, archive.today/ToYjC.
“Re: discussion: who is next?,” email ID 1113965 (11 February 2011), Global Intelligence Files, WikiLeaks, 14 de marzo de 2012, archive.today/ofBMr.
“GOOGLE Loose Canon Bound for Turkey & UAE (SENSITIVE - DO NOT FORWARD),” email ID 1164190 (10 March 2011), Global Intelligence Files, WikiLeaks, el 14 de marzo de 2012, archive.today/Jpy4F.
“Re: [alpha] GOOGLE - Cohen & Hosting of Terrorists,” email ID 1133861 (22 March 2011), Global Intelligence Files, WikiLeaks, el 14 de marzo de 2012, archive.today/OCR78.
“[alpha] Jared Cohen (GOOGLE),” email ID 1160182 (30 March 2011), Global Intelligence Files, WikiLeaks, el 14 de marzo de 2012, archive.today/FYQYe.
Para estos e-mails y más, ver la colección de fuentes en when.google.met.wikileaks.org. ↩ -
“Re: GOOGLE’s Jared Cohen update,” email ID 398679 (14 February 2011), Global Intelligence Files, WikiLeaks, 14 de marzo de 2012, archive.today/IoFw4. Este e-mail está incluido en la colección de fuentes en when.google.met.wikileaks.org. ↩
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“Uso de tecnologías de conexión para promover los intereses estratégicos estadounidenses en Afganistán: la banca móvil, seguros de telecomunicaciones y co-ubicación de las torres de telefonía celular”, ID canónico: 09KABUL2020_a, Public Library of US Diplomacy, WikiLeaks, archive.today/loAlC. Este cable está incluido en la colección de fuentes disponible en when.google.met.wikileaks.org. En mayo de 2014, WikiLeaks reveló que la NSA había ganado acceso a todas las llamadas de teléfono móvil afganos y estaba grabando todo para su posterior recuperación. Ver “WikiLeaks statement on the mass recording of Afghan telephone calls by the NSA”, WikiLeaks, el 23 de mayo de 2014, archive.today/lp6Pl. ↩
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Public Library of US Diplomacy, WikiLeaks, ver cables con los siguientes IDs canónicos: 07BEIRUT1944a, 08BEIRUT910a, 08BEIRUT912a, 08BEIRUT918a, 08BEIRUT919a, 08BEIRUT1389a, and 09BEIRUT234_a. Colección disponible en: archive.today/34MyI. ↩
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“EUR senior advisor Pandith and s/p advisor Cohen’s visit to the UK, October 9-14, 2007”, ID canónico: 07LONDON4045_a, Public Library of US Diplomacy, WikiLeaks, archive.today/mxXGQ. Para ver más sobre Jared Cohen en los archivos de WikiLeaks ver archive.today/5fVm2. Ver también la colección de fuentes en when.google.met.wikileaks.org. ↩
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Ver “Summit Against Violent Extremism (SAVE)” en el sitio web del Consejo de Relaciones Exteriores archive.today/rA1tA. ↩
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Para entender la Iniciativa en política exterior ver Max Blumenthal, Rania Khalek, “How Cold War–Hungry Neocons Stage Managed RT Anchor Liz Wahl’s Resignation”, en Truthdig, el 19 de marzo de 2014 archive.today/JSUHq. ↩
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“About GNF”, en el sitio web de la Gen Next Foundation archive.today/p91bd. ↩
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AgainstViolentExtremism.org, en el sitio web de la Gen Next Foundation archive.today/Rhdtf. ↩
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“Movements.org”, en el sitio de la Gen Next Foundation archive.today/oVlqH.
Nótese este extracto del reporte confidencial de la reunión de marzo de 2011 entre Stratfor y el “principal organizador” de Movements.org: “¿Cómo se inició Movements.org: [Esta parte no es para su publicación] en 2008 se hizo evidente que el Gobierno tenía que hacer diplomacia pública a través de Internet. Así Jared Cohen estaba en el DoS entonces y desempeñó un papel importante en el inicio de la organización. El objetivo principal fue simplemente difundir un discurso positivo sobre los EE.UU.”. “[alpha] INSIGHT- US/MENA- Movements.org”, email ID 1356429 (el 29 de marzo de 2011), en Global Intelligence Files, WikiLeaks, el 4 de marzo de 2013 archive.today/PgQji.
Ver también las fuentes en when.google.met.wikileaks.org. ↩
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Para más información sobre este evento, ver Joseph L Flatley, “Being cynical: Julian Assange, Eric Schmidt, and the year’s weirdest book”, en Verge, el 7 de junio de 2013 archive.today/gfLEr. Ver también “The Summit: New York City, The 2008 Inaugural Alliance of Youth Movements Summit”, en el sitio web de Movements.org archive.today/H2Ox1#2008.
Ver los de los patrocinadores corporativos en “About movements.org”, en el sitio web de Movements.org archive.today/DQo19. ↩ -
“Attendee Biographies, 3-5 December 2008, New York City” Alliance of Youth Movements is.gd/bLOVxT. Ver también “09 Summit, Attendee Biographies, 14-16 October 2009, Mexico City”, Alliance of Youth Movements is.gd/MddXp7. Ver también “Attendee Biographies, 9-11 March 2010, London”, Movements.org is.gd/dHTVit. ↩
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“The Summit: London, The 2010 Alliance For Youth Movements Summit”, en el sitio de Movements.org archive.today/H2Ox1#2010. Y “The Summit: Mexico City, The 2009 Alliance of Youth Movements Summit”, en el sitio de Movements.org archive.today/H2Ox1#2009. ↩
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Hillary Rodham Clinton, “Secretary Clinton’s Video Message for Alliance of Youth Movements Summit”, Departamento de Estado de Estados Unidos, el 16 de octubre de 2009 archive.today/I2x6U. Ver también Hillary Rodham Clinton, “Remarks At TecMilenio University”, Departamento de Estado de Estados Unidos, el 26 de marzo de 2009 archive.today/49ACj. ↩
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Scott Shane, “Groups to Help Online Activists in Authoritarian Countries”, en New York Times, el 11 de junio de 2012 archive.today/jqq9U. ↩
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“Mission Statement”, en el sitio web de Advancing Human Rights archive.today/kBzYe. Scott Shane, “Groups to Help Online Activists in Authoritarian Countries”, en New York Times, el 11 de junio de 2012 archive.today/jqq9U. ↩
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Ibídem. ↩
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“People”, en el sitio web de Advancing Human Rights archive.today/pXmPk. ↩
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Edelman es famoso por una serie de campañas artificiales para Big Tobacco y Walmart. La página de Sourcewatch.org sobre Edelman, que vale la pena leer completa, tiene una sección sobre la estrategia de Edelman para captar al sector no gubernamental: “Edelman RR.PP. dice a sus clientes que los activistas están ganando porque ‘juegan a la ofensiva todo el tiempo; toman su mensaje al consumidor; son ingeniosos en la construcción de coaliciones; ellos siempre tienen una agenda clara; se mueven a velocidad de Internet; hablan en tono de los medios’. La solución, argumentan, es hacer alianzas entre organizaciones no gubernamentales y negocios. ‘Nuestra experiencia hasta la fecha es positiva’, dicen, citando ejemplos como ‘Chiquita/Rainforest Alliance’ y ‘Home Depot/Forest Stewardship Council’“. Ver “Daniel J. Edelman, Inc.”, en el sitio web de SourceWatch archive.today/APbOf.
Sobre los patrocinadores de Movements.org, ver “About movements.org”, en el sitio web de Movements.org archive.today/NMkOy. ↩
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Como ejemplo de los escritos de Alec Ross, ver Alec Ross, Ben Scott, “Social media: power to the people?” en NATO Review, 2011 archive.today/L6sb3. ↩
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“Speakers”, en el sitio web de Conflict in a Connected World archive.today/Ed8rA. ↩
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El “problema del agente-principal” o “dilema de la agencia” es cuando la parte principal o jerarca le asigna una tarea a la parte que acepta, el agente, para que actúe en representación suya, pero cuando los intereses de ambas partes no están lo suficientemente alineados el agente puede usar su posición para aprovecharse del principal. Un abogado que toma decisiones siguiendo sus propios intereses pero no los del cliente, es un clásico ejemplo. ↩
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PAC (Comité de Acción Política, por su sigla en inglés), un pool de financiación de campaña usado frecuentemente como apoyo “oscuro” para políticos particulares, para eludir las regulaciones de financiamiento de campaña o para hacer campaña sobre un tema en particular. ↩
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Todas las cifras de donación política provienen de OpenSecrets.org (opensecrets.org/indivs) y de la Comisión Federal Electoral de Estados Unidos (fec.gov/finance/disclosure/norindsea.shtml). Ver los resultados listados por Eric Schmidt en el sitio de la Comisión archive.today/yjXoi. ↩
-
“Nuestros fondos”, sitio web de la New America Foundation archive.today/3FnFm. ↩
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Perfil de Francis Fukuyama en el sitio de la New America Foundation: archive.today/6ZKk5. Perfil de Rita E. Hauser en el sitio de la New America Foundation: archive.today/oAvJf. Perfil de Jonathan Soros en el sitio de la New America Foundation: archive.today/lTJy9. Perfil de Walter Russell en el sitio de la New America Foundation: archive.today/APejM. Perfil de Helene D. Gayle en el sitio de la New America Foundation: archive.today/72plM. Perfil de Daniel Yergin en el sitio de la New America Foundation: archive.today/kQ4ys. Ver la junta completa de directores de la New America Foundation: archive.today/iBvgl. ↩
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Perfil de Anne-Marie Slaughter en el sitio de la New America Foundation: archive.today/yIoLP. ↩
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“La solución a la crisis en Ucrania yace, en parte, en Siria. Es hora de que el Presidente Barack Obama demuestre que puede ordenar el uso ofensivo de la fuerza en circunstancias que van más allá de los ataques secretos con drones u operaciones encubiertas. El resultado cambiará los cálculos estratégicos no sólo en Damasco sino también en Moscú, sin mecionar Beijing y Tokyo”, Anne-Marie Slaughter, “Stopping Russia Starts in Syria”, en Syndicate Project, el 23 de abril de 2014 archive.today/GiLng.
Jared Cohen ha retuiteado la aprobación de Slaughter en este asunto. Compartió, por ejemplo, un tuit en apoyo el 26 de abril de 2014 en el que afirmó que el argumento en el artículo citado anteriormente era “acertado” archive.today/qLyxo. ↩
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Ver Matthew Holehouse en la conferencia de Bilderberg, “Bilderberg Group 2013: guest list and agenda”, Telegraph, 6 de junio de 2013 archive.today/PeJGc. ↩
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Las listas de asistentes desde 2010 a las conferencias Bilderberg están disponibles en el sitio de Bilderberg: www.bilderbergmeetings.org. Eric Schmidt fue fotografiado en la conferencia Bilderberg 2014 en Copenhague, cuando se reunió con Viviane Reding, Comisionada de Justicia de Estados Unidos, y Alex Karp, CEO de Palantir Technologies, una empresa de minería de datos de inteligencia que vende servicios de búsqueda e integración de datos para la comunidad de inteligencia estadounidense, y que fue lanzado con financiación del Fondo de Capital de Riesgo de la CIA, In-Q-Tel. Ver Charlie Skelton, “Bilderberg conference 2014: eating our politicians for breakfast”, en Guardian del 30 de Mayo de 2014 archive.today/pUY5b.
En 2011, Palantir estuvo envuelta en el escándalo HBGary, habiendo sido expuesta como parte del grupo de contratistas que proponían desmantelar WikiLeaks. Para más información sobre el tema, ver “Background on US v. WikiLeaks” en “When Google Met WikiLeaks”. Ver también Andy Greenberg, Ryan Mac, “How A ‘Deviant’ Philosopher Built Palantir, A CIA-Funded Data-Mining Juggernaut”, en la revista Forbes del 2 de septiembre de 2013 archive.today/ozAZ8.
El registro de visitas a la Casa Blanca está disponible en su sitio web archive.today/QFQx0.
Sobre la cobertura de Schmidt en el Foro Económico Mundial ver Emily Young, “Davos 2014: Google’s Schmidt warning on jobs”, en la BBC, el 23 de enero de 2014 archive.today/jGl7B.
Ver también Larry Elliott, “Davos debates income inequality but still invites tax avoiders”, en Guardian, el 19 de enero de 2014 archive.today/IR767. ↩
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Adrianne Jeffries, “Google’s Eric Schmidt: ‘let us celebrate capitalism’” en Verge, el 7 de marzo de 2014 archive.today/gZepE. ↩
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Como ejemplo de la ambivalencia corporativa de Google sobre el tema de la privacidad, ver Richard Esguerra, “Google CEO Eric Schmidt Dismisses the Importance of Privacy”, en Electronic Frontier Foundation, el 10 de diciembre de 2009 archive.today/rwyQ7. ↩
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Cifras correspondientes a 2013. Ver “Google Annual Search Statistics”, en Statistic Brain (Statistic Brain Research Institute), el 1 de enero de 2014 archive.today/W7DgX. ↩
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Hay una incómoda tendencia entre los activistas de la privacidad a discriminar entre la vigilancia masiva estatal, la cual es condenada, y la vigilancia privada realizada por las grandes corporaciones con fines comerciales, la cual es excluída a pesar de ser similar. Parcialmente, esto se debe a vestigios de la ideología libertaria californiana en las campañas pro-privacidad. Parcialmente, es un síntoma de la superioridad en la gestión de las relaciones públicas por parte de las corporaciones tecnológicas de Silicon Valley y el hecho de que son estas empresas quienes proveen el grueso del financiamiento para los principales grupos de defensa digital de la privacidad, resultando en un conflicto de intereses.
A nivel individual, incluso muchos de los más comprometidos activistas de la privacidad tienen una no reconocida adicción a los servicios-de-fácil-uso que destruyen la privacidad, como Gmail, Facebook y los productos Apple. Como resultado, los activistas de la privacidad omiten frecuentemente los abusos de la vigilancia corporativa. Cuando abordan realmente los abusos de compañías como Google, los activistas tienden a recurrir a la lógica del mercado, instando a las empresas a hacer pequeñas concesiones a la privacidad del usuario para reparar sus índices de aprobación. Existe el falso supuesto de que las fuerzas del mercado garantizan que Silicon Valley es un antagonista natural del gobierno que quiere estar “del lado del público” —es decir que las corporaciones multinacionales gobernadas por la búsqueda de la rentabilidad participan más del espíritu de la democracia que las agencias del gobierno.
Muchos defensores de la privacidad justifican la atención puesta en los abusos por parte del Estado argumentando que el Estado goza de un monopolio de la fuerza coercitiva. Por ejemplo, se ha señalado que Edward Snowden ha dicho que las compañías tecnológicas no “apuntan con ojivas a tu cabeza”. Ver Barton Gellman, “Edward Snowden, after months of NSA revelations, says his mission’s accomplished”, en Washington Post, el 23 de diciembre de 2013 archive.today/d6P8q.
Este punto de vista minimiza el hecho de que las corporaciones poderosas son parte del nexo de poder alrededor del Estado y que gozan de la posibilidad de desplegar su poder coercitivo, tanto como el Estado ejerce a menudo su influencia a través de la operatoria de corporaciones poderosas. El movimiento para abolir la privacidad tiene dos “cuernos”. Los activistas de la privacidad que focalizan exclusivamente uno de esos cuernos se verán a sí mismos “corneados” por el otro. ↩
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Ver la sección 7, Acknowledgments, en “The Anatomy of a Large-Scale Hypertextual Web Search Engine”, Sergey Brin, Lawrence Page (Computer Science Department, Stanford University, 1998): “The research described here was conducted as part of the Stanford Integrated Digital Library Project, supported by the National Science Foundation under Cooperative Agreement IRI-9411306. Funding for this cooperative agreement is also provided by DARPA and NASA, and by Interval Research, and the industrial partners of the Stanford Digital Libraries Project”, archive.today/tb5VL. ↩
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Michael Hayden pertenece ahora al grupo Chertoff, una consultora que se describe a sí misma como una “firma asesora de primer nivel de gestión de riesgos”. Fue fundada y es presidida por Michael Chertoff, ex secretario del Departamento de Seguridad Nacional durante la presidencia de George W. Bush. Ver Marcus Baram, “Fear Pays: Chertoff, Ex-Security Officials Slammed For Cashing In On Government Experience”, en Huffington Post, el 23 de noviembre de 2010, actualizado el 25 de mayo de 2011 archive.today/iaM1b. ↩
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El de “conocimiento total de la información” (Total Information Awareness) fue un programa agresivo de inteligencia posterior al 9/11, bajo la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa para vigilar y recolectar información detallada de los individuos para anticipar su comportamiento. El programa fue discontinuado oficialmente en 2003, tras una protesta pública en contra, pero su discutible legado puede verse en recientes revelaciones acerca del gigantesco espionaje por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Ver Shane Harris, “Giving In to the Surveillance State”, en New York Times, el 22 de agosto de 2012 archive.today/v4zNm. ↩
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“The Munk Debate on State Surveillance: Edward Snowden Video” (video), Debates Munk archive.today/zOj0t. Ver también Jane Mayer, “The Secret Sharer: Is Thomas Drake an enemy of the state?” en New Yorker, el 23 de mayo de 2011 archive.today/pXoy9. ↩
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“Company overview”, en el sitio de Google archive.today/JavDC. ↩
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“Lost in the Cloud: Google and the US Government (report)”, en Consumer Watchdog’s Inside Google, de enero de 2011 bit.ly/1qNoHQ9](http://bit.ly/1qNoHQ9). Ver también Verne Kopytoff, “Google has lots to do with intelligence”, en San Francisco Chronicle, del 30 de marzo de 2008 archive.today/VNEJi. Ver también Yasha Levine, “Oakland emails give another glimpse into the Google-Military-Surveillance Complex”, en Pando Daily, el 7 de marzo de 2014 archive.today/W35WU. Ver también Yasha Levine, “Emails showing Google’s closeness with the NSA Director really aren’t that surprising” en Pando Daily, el 13 de mayo de 2014 archive.today/GRT18. Yasha Levine ha escrito muchos artículos de investigación sobre los lazos de Goggle con la industria militar y de inteligencia, lo cual puede consultarse acá: pando.com/author/ylevine. ↩
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Yasha Levine, “Oakland emails give another glimpse into the Google-Military-Surveillance Complex”, en Pando Daily, el 7 de marzo de 2014 archive.today/W35WU. Para saber más sobre los lazos de Google con la CIA, ver Noah Shachtman, “Exclusive: Google, CIA Invest in ‘Future’ of Web Monitoring”, en Wired, el 28 de julio de 2010 archive.today/e0LNL. ↩
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Yasha Levine, “Oakland emails give another glimpse into the Google-Military-Surveillance Complex”, en Pando Daily, el 7 de marzo de 2014 archive.today/W35WU. ↩
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Ibídem. ↩
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Ellen Nakashima, “Google to enlist NSA to help it ward off cyberattacks”, en Washington Post, el 4 de febrero de 2010 archive.today/hVTVl. ↩
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El nombre oficial para la ocupación militar de Afganistán por parte de Estados Unidos es similar: “Operation Enduring Freedom”. Ver “Infinite Justice, out — Enduring Freedom, in” en la BBC, el 25 de septiembre de 2001 archive.today/f0fp7. ↩
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Jason Leopold, “Exclusive: emails reveal close Google relationship with NSA”, en Al Jazeera America, el 6 de mayo de 2014 archive.today/V0fdG. ↩
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Ibídem. ↩
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“Defense Industrial Base Sector”, en el sitio de Seguridad Nacional de Estados Unidos: archive.today/Y7Z23. ↩
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Ver “Top Spenders” under “Influence and Lobbying” en el sitio de OpenSecrets.org: archive.today/xQyui. Ver también Tom Hamburger, “Google, once disdainful of lobbying, now a master of Washington influence,” en Washington Post, el 13 de abril de 2014 [archive.today/oil7k. ↩
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Sy Hersh ha escrito dos artículos sobre la desafortunada “intervención” en Siria por parte de la Administración Obama. Ver Seymour M. Hersh, “Whose Sarin?” en London Review of Books, el 19 de diciembre de 2013 archive.today/THPGh. Ver también Seymour M. Hersh, “The Red Line and the Rat Line” en London Review of Books, el 17 de abril de 2014 archive.today/qp5jB. ↩
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Una imagen de archivo de la página puede verse en archive.today/Q6uq8. Google explícitamente se enorgullece de mantener su portada libre de toda interferencia. Su pureza y santidad son incorporadas al manifiesto corporativo de Google: “La interfaz de nuestra página principal se mantiene limpia y simple y la página se carga instantáneamente. La colocación en los resultados de búsqueda nunca fue vendida a nadie y la publicidad no sólo está marcada claramente como tal sino que ofrece contenido relevante sin ser distractora”. Ver “Ten things we know to be true” en el sitio de Google archive.today/s7v9B.
En raras ocasiones, Google agrega una línea a la página de búsqueda para anunciar sus propios proyectos, como el navegador Chrome, cuando eligen volverse noticias “a sí mismos”. Ver Cade Metz, “Google smears Chrome on ‘sacred’ home page” en Register, el 9 de septiembre de 2008 archive.today/kfneV.
Ver también Hayley Tsukayama, “Google advertises Nexus 7 on home page”, en Washington Post, el 28 de agosto de 2012 archive.today/QYfBV. ↩
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Thomas Friedman ha publicado muchas columnas elogiando las virtudes del “centrismo radical”, tal como “Make Way for the Radical Center” en New York Times, el 23 de julio de 2011 archive.today/IZzhb. ↩
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Thomas Friedman, “A Manifesto for the Fast World”, en New York Times, el 28 de marzo de 1999 archive.today/aQHvy. ↩
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Eric Schmidt y Jared Cohen, The New Digital Age, British paperback edition (John Murray, 2013), página 98.
Google se compromete con su ambición. Desde comienzos de 2013, Google ha comprado nueve compañías experimentales de robótica e inteligencia artificial y las puso a trabajar con una meta no revelada bajo las órdenes de Andy Rubin, antiguo presidente de la división Google’s Android. Ver John Markoff, “Google Puts Money on Robots, Using the Man Behind Android”, en New York Times, el 4 de diciembre de 2013 archive.today/Izr7B.
Ver también Adam Clark Estes, “Meet Google’s Robot Army. It’s Growing,” en Gizmodo, el 27 de enero de 2014 archive.today/mN2GF.
Dos de las adquisiciones de Google están guiando a los competidores del Desafío en Robótica de DARPA, una competencia llevada a cabo por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa, con apoyo y fondos del generoso Pentágono. Schaft Inc, una compañía japonesa, es puntera para triunfar en la competencia de DARPA con su competidor —un robot bípedo de apariencia humana que puede subir escaleras, abrir puertas, atravesar escombros y es impermeable a la radiación. La otra compañía, Boston Dynamics, se especializa en producir robots militares para el Departamento de Defensa, robots que corren, caminan y se arrastran. El más conocido de los robots de Boston Dynamics es “BigDog” –un soporte de apoyo de tropas de caballos, el cual puede ser visto en YouTube (is.gd/xOYFdY). Ver Breezy Smoak, “Google’s Schaft robot wins DARPA rescue challenge”, en Electronic Products, el 23 de diciembre de 2013 archive.today/M7L6a.
Ver también John Markoff, “Google Adds to Its Menagerie of Robots”, en New York Times, el 14 de diciembre de 2013 archive.today/cqBX4.
El poder real de Google como una compañía de drones es su colección de información de navegación sin igual. Ésta incluye toda la información asociada con Google Maps y la ubicación de alrededor de mil millones de personas. Una vez reunida, no debería asumirse que esta información será usada siempre con propósitos benignos. El mapeo de datos recolectado por el proyecto Google Street View, el cual envió autos a las calles de todo el mundo, puede ser fundamental para que los robots militares o de la policía naveguen algún día esas mismas calles. ↩
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Un utopismo que roza ocasionalmente con la megalomanía. El CEO de Google, Larry Page, por ejemplo, ha evocado públicamente la imagen de los microestados Google como Jurassic Park, donde Google está exento de las leyes nacionales y puede perseguir el progreso sin impedimentos. “Las leyes… no pueden ser correctas si tienen cincuenta años; eso era antes de Internet… Quizás podríamos separar una parte del mundo… un ambiente donde las personas pueden probar cosas nuevas. Yo creo que como tecnólogos deberíamos tener lugares seguros donde probar nuevas cosas y comprender el efecto sobre la sociedad -¿cuál es el efecto sobre la gente?- sin tener que desplegarnos en todo el mundo”. Ver Sean Gallagher, “Larry Page wants you to stop worrying and let him fix the world”, en Ars Technica, el 20 de mayo de 2013 archive.today/kHYcB. ↩
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La tristemente célebre compañía de seguridad mercenaria Blackwater, más conocida por matar civiles iraquíes, fue renombrada Xe Services en 2009 y después Academi en 2011. Ver Jeremy Scahill, “Blackwater: The Rise of the World’s Most Powerful Mercenary Army”, (Nation Books, 2007). ↩
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Históricamente, el éxito de Google se construyó sobre las bases de la vigilancia comercial de civiles a través de “servicios”: búsqueda en la web, e-mail, redes sociales, etcétera. Pero el desarrollo de Google en los últimos años lo ha visto expandir su empresa de vigilancia gracias al control de los teléfonos móbiles y las tablets. El éxito del sistema operativo móvil de Google, Android, lanzado en 2008, le ha dado a Google un 80% de participación en el mercado del smartphone. Google asegura que casi mil millones de dispositivos Android se han registrado a un promedio de más de un millón de nuevos dispositivos por día. Ver “Q1 2014 Smartphone OS Results: Android Dominates High Growth Developing Markets”, en ABIresearch, el 6 de mayo de 2014 archive.today/cTeRY.
Ver también “Android, the world’s most popular mobile platform”, en el sitio de los desarrolladores de Android: archive.today/5y8oe.
A través de Android, Google controla los dispositivos que la gente lleva consigo en su rutina diaria y usa para conectarse a internet. Cada dispositivo repercute en las estadísticas de consumo, localización y otra información. Ésto le da a la compañía un poder nunca visto para vigilar e influir en las actividades de su base de usuarios, tanto acerca de la red como del manejo de sus vidas. Otros proyectos de Google como “Project Glass” and “Project Tango” apuntan a basarse en la omnipresencia de Android, expandiendo las capacidades de vigilancia de Google en el espacio donde se mueven sus usuarios. Ver Jay Yarow, “This Chart Shows Google’s Incredible Domination Of The World’s Computing Platforms”, en Business Insider, el 28 de marzo de 2014 archive.today/BTDJJ.
Ver también Yasha Levine, “Surveillance Valley has put a billion bugs in a billion pockets”, en Pando Daily, el 7 de febrero de 2014 archive.today/TA7sq.
Ver también Jacob Kastrenakes, “Google announces Project Tango, a smartphone that can map the world around it”, en Verge, el 20 de febrero de 2014 archive.today/XLLvc.
Ver también Edward Champion, “Thirty-Five Arguments Against Google Glass”, en Reluctant Habits, el 14 de marzo de 2013 archive.today/UUJ4n.
Google también apunta a convertirse en proveedor del acceso a internet. El “Project Loon” de Google apunta a proveer acceso a internet a poblaciones del sur global, usando puntos de acceso inalámbrico montados en flotas de globos aerostáticos y drones, habiendo adquirido ya las compañías de drones Titan Aerospace y Makani Power. Facebook, que puja contra Google por Titan Aerospace, tiene aspiraciones similares, habiendo adquirido la compañía Ascenta de drones con base en el Reino Unido. Ver Adi Robertson, “Google X ‘moonshots lab’ buys flying wind turbine company Makani Power”, en Verge, el 22 de mayo de 2013 archive.today/gsnio.
Ver también el sitio del Project Loon: archive.today/4ok7L.
Ver también Sean Hollister, “Google nabs drone company Facebook allegedly wanted to buy”, en Verge, el 14 de abril de 2014 archive.today/hc0kr. ↩
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Ver Mathias Döpfner como ejemplo de preocupación europea, “Why we fear Google”, en Frankfurter Allgemeine, el 17 de abril de 2014 archive.today/LTL6l. ↩