Efecto LeakyMails: bloqueo de sitios y consecuencias para la libertad de expresión
Esquema del “backbone” de internet, que conecta entre sí a los ISP
Como publicamos en su momento, el juez Sergio Torres ordenó mediante una fallo judicial el bloqueo del sitio de LeakyMails, solicitando a los proveedores de internet de Argentina (ISP) que arbitren las medidas técnicas necesarias para cumplimentar lo resuelto. El fallo —desde el punto de vista legal— está correctamente fundamentado: se refiere a la vulneración de secretos de estado, y a la intromisión de la vida privada de las personas (en este caso políticos, periodistas y jueces) a través de la publicación de sus correos electrónicos personales, los cuales, además, fueron obtenidos ilegalmente.
La primer consecuencia del fallo fue la utilización de un método de bloqueo por parte de algunos importantes ISP que provoca, como efecto colateral, la imposibilidad de acceder a miles de otros sitios también alojados en el mismo servicio donde se encuentra LeakyMails.
Promoviendo tecnologías de filtrado
Otra consecuencia lamentable de la medida se relaciona con la actual capacidad de filtro de los ISP locales: evidentemente, sorprendidos por una medida que no tiene precedentes en la Argentina, los proveedores arbitraron “medios técnicos” bastante groseros (matar una mosca con un bazooka o bien, bastante triviales (alterando sus servidores DNS, para dar cumplimiento a la circular de la CNC. La pregunta es: ¿los ISP argentinos terminarán dedicando en el futuro, luego de este fallo, mayores recursos para la implementación de métodos de filtrado más sofisticados, que les permitan responder con eficacia a este tipo de requerimientos judiciales o gubernamentales? ¿estamos promoviendo el uso de tecnologías de filtrado de la red?
Mientras peor, mejor
Estamos de acuerdo con quienes cuestionan los contenidos publicados en LeakyMails: han sido obtenidos ilegalmente (ingresando sin permiso a casillas de mail personales, no son confiables (hay un error de tipeo en el encabezado de un mail, es decir podrían estar alterados o ser falsos), vulneran la intimidad y privacidad de decenas de individuos, difundiendo además teléfonos, correos electrónicos y direcciones particulares, de personas completamente ajenas a cualquier fundamento ético que pudiera darse para sostener su publicación. Tampoco faltan sospechas de que el sitio no sea más que una operación de “los servicios” en plena época electoral (¿así como se tipeó el encabezado falso “cuidad.com.ar”, no pudo modificarse también 220.000 por 295.000?. Sin embargo…
Más daños, no menos
La medida del juez, apenas aplicada, ha generado un alto perjucio para miles de usuarios que alojan sus sitios en la plataforma Blogger, al quedar baneados en dos de los proveedores más importantes de Argentina. Ha incrementado la difusión del material, al darle mayor visibilidad y provocar el llamado “efecto Streisand” (que estimula a terceros a reproducir el material como reacción espontánea al bloqueo) aumentando aún más el daño sobre la intimidad de los individuos expuestos. Y, finalmente, la medida es completamente ineficaz en cumplimentar su objetivo. Con el uso de un servidor proxy ubicado fuera del país se puede acceder sin problemas al sitio en cuestión (por Twitter circularon masivamente los enlaces a los proxies, al cache de Google, o a traductores).
Disponer medidas para bloquear estos recursos de acceso alternativos —los proxies son abundantes en la red— ya nos introduciría en una variante gravísima de censura que nos incorporaría definitivamente en la lista de “países enemigos de la red” relevada por Reporteros sin Fronteras. Vale aclarar, que la presencia de servidores proxy en la red, o la posibilidad de alojar múltiples sitios en un solo IP, no son aspectos anecdóticos de este caso en particular, conforman el entramado tecnológico corriente de Internet.
Bola de nieve
Los “daños colaterales” ocurridos como consecuencia del intento de dar cumplimiento a una medida judicial por parte de los ISP, son un ejemplo del camino sin retorno que implica intentar bloquear la circulación de información por la red: se bloquea un IP y se bloquean miles de sitios, o se bloquea un dominio y para que sea efectivo se deberían bloquear miles de proxies u otros caminos alternativos que facilita la red. El bloqueo se convierte en una bola de nieve.
Muchos países han optado por implementar sofisticadas medidas técnicas (filtros, firewalls, etc) que amolden o conviertan la red, en un medio apto para hacer efectivos este tipo de requerimientos de control. Como consecuencia han renunciado al aspecto más benéfico que caracteriza a la red desde el punto de vista civil: el medio más idóneo hasta ahora inventado, para hacer materialmente efectivo el ejercicio pleno del derecho a la libertad de expresión. Sin duda, también se pueden provocar daños o cometer delitos a través de la publicación de contenidos. Pero lo que la historia y las situaciones reales demuestran, es que son las sociedades quienes deben elegir:
- dotar a la justicia y gobiernos de medios eficaces para bloquear y controlar la circulación de información, discursos y opiniones, o…
- dotar a las sociedades de medios eficaces para ejercer el derecho a la libertad de expresión.
El debate no es nuevo y existe desde mucho antes que internet.