Un giro histórico de 360 grados para el futuro de internet

Según indican las noticias de estos días el gobierno de Estados Unidos “cedería el control de internet”. Quizá el gobierno de Estados Unidos sí, pero las corporaciones estadounidenses, definitivamente, no.

Julia Powles lo explica en este artículo publicado en la versión británica de la revista Wired. Vale la pena leerlo.


Defendiendo ICANN[veni markovski cc-by]

Estados Unidos se compromete a reducir su dominio en la red. No se deje engañar.

por Julia Powles, traducido por derechoaleer*.

La batalla por el futuro de la Internet ha comenzado en serio. Pero primero un poco de paciencia: la cuestión es enormemente técnica, pero también enormemente importante.

Como Internet surgió, creció y prosperó primero en Estados Unidos, el gobierno estadounidense siempre tuvo una relación especial y una desproporcionada influencia sobre lo que ahora es considerado como un bien público global. Aunque Estados Unidos se ha mantenido reticente a renunciar a su papel de administrador de Internet, esta posición se ha vuelto cada vez más insostenible, en especial mientras las revelaciones del escándalo Snowden/NSA siguen sacudiendo la confianza global.

En este contexto, y quizás acelerado por las críticas condenatorias de la semana pasada en el Parlamento Europeo y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el gobierno estadounidense anunció a última hora del viernes, en una jugada astuta, que tiene intenciones de renunciar a su supervisión sobre el largamente atesorado contrato IANA, mediante el cual el Departamento de Comercio contrata a ICANN —una organización privada estadounidense— para realizar tareas claves en la administración de Internet. El gobierno ha propuesto un plan de transición para estas funciones, que pasarán a ser administradas directamente por una “comunidad multisectorial global” (léase: ICANN), a través de un proceso que será determinado por ICANN y aprobado por el gobierno en septiembre de 2015. Este imperativo anuncio, cuidadosamente limitado, es el tan esperado cumplimiento de una promesa realizada hace 16 años, cuando surgió la propia ICANN, y será la primera vez desde la creación de la red que el gobierno estadounidense abandone su control formal. Por supuesto, los intereses creados de Estados Unidos dentro de ICANN —en tanto organización con sede en Estados Unidos, sujeta a las leyes de Estados Unidos, y ligada a la industria estadounidense— permanecen, al igual que la omnipotente capacidad de influencia técnica y económica que dicho país ejerce sobre el ecosistema digital.

Se podría pensar (y estaríamos en lo cierto), que es bastante extraño que un país, y en verdad una organización privada, mantenga este contrato de administración de la red. Pero tales son las vueltas de la historia y el comercio.

Cuando se conoció la noticia, los medios estadounidenses titularon “Estados Unidos cederá el control de Internet”. La red, como es sabido, no es estrictamente controlada por nadie ni tiene dueño. Entonces, en Twitter los twits rápidamente se corrigieron por algo menos hiperbólico: “Estados Unidos va a ceder su control sobre las direcciones en Internet”. Sin embargo, al igual que el accidental ascenso de Tim Berners-Lee de “inventor de la web” a “invertor de toda la internet” en una editorial de la semana pasada, el título mencionado primero, en los términos prácticos del día a día, tiene algo de verdad. En varios aspectos, Estados Unidos tiene efectivamente el control de internet: política, física y económicamente. Contrariamente a la reacción de los conservadores, esta jugada apenas disminuye ese control, al menos en lo inmediato. En lugar de eso, marca un primer paso estratégico para ganar el control sobre las futuras discusiones relacionadas con la gobernanza de la red. Lo que cambia, aún con final incierto, es el equilibrio de poder entre los intereses públicos y los intereses privados en Estados Unidos. Nos estamos moviendo inexorablemente hacia una situación en la que una enorme cantidad de control se está concentrando en manos privadas, a menudo quedando fuera del alcance de una regulación eficaz. Ésto debería ser un motivo de gran preocupación.

Infografía IcannInfografía sobre el funcionamiento de ICANN, realizada por la propia ICANN [fuente]

El principal organismo relacionado con la administración de la red es ICANN, la “Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números” [ICANN según su sigla en inglés], una organización sin fines de lucro con sede en California y con poderes ejecutivos, establecida en 1998 principalmente con el propósito de administrar las funciones de IANA y la gestión de los estándares de la red. IANA o la “Autoridad para la Asignación de Números de Internet”, es la responsable de gestionar la zona raíz del sistema de nombres de dominio, coordinando la asignación de bloques de direcciones IP y otras funciones relacionadas con los protocolos de Internet.

Hay mucho que destacar sobre la forma en que Estados Unidos e ICANN han desplegado y expandido la red hasta ahora. Si Usted se transportara dos o cuatro décadas al pasado y decidiera cargar a un país con la responsabilidad de supervisar un fenómeno de innovación tan complejo, transformador y problemático de entender como Internet, no podría elegir como protagonista a otro que no fuera Estados Unidos. Nadie puede ignorar el extraordinario éxito de esas primeras etapas en la conectividad digital. Pero Internet ha madurado, al igual que su influencia y sus jugadores, y es el momento para que prevalezca una perspectiva internacional mucho más robusta.

El gobierno de ICANN funciona bajo el ampuloso concepto de “multistakeholder governance” [gobierno de las múltiples partes interesadas], sistema diseñado para dar cabida a la mezcla de funciones técnicas y políticas de la organización, poniendo en igualdad de condiciones intereses privados y públicos. En teoría, esto genera el consenso. En la práctica, preserva el status quo. Cada interesado empuja su propia agenda pero no se escuchan entre sí. El sector privado procura beneficios, los gobiernos buscan regulaciones, y los consumidores, ideales cívicos. Por supuesto, dentro de cada uno de estos grupos existe una amplia variedad de opiniones. Como mínimo se llena el vacío. El resultado: la estructura de ICANN se saturó de intereses privados, con los gobiernos adoptando un papel consultivo. Si hacen falta pruebas, tenga en cuenta la dificultosa circunstancia de operar sin competencia y que el mayor logro de la organización en los últimos seis años haya sido el lanzamiento de la primera tanda de unos 1.400 nuevos dominios genéricos de nivel superior: de los conocidos punto com y punto net, a punto lo-que-se-te-ocurra. Queda por ver si este globo que se infla rápidamente propicia un nuevo paisaje creativo y diverso, y reduce el oportunismo oneroso, o si sólo sumará costos a los latifundios digitales. En cualquier caso, se trata de una movida que en principio ha producido unos prolijos 300 millones de dólares para la organización que tiene el control central de la red.

Votación del Board de ICANNVotación del Board de ICANN (2011) [Wendy Seltzer cc-by]

Si bien ICANN quizás sea el vehículo más apropiado para las tareas de administración más mundanas y apolíticas (facilitada por organizaciones idóneas técnicamente si es necesario), es manifiestamente poco eficaz para hacer frente al avance de competencias políticas que requieren de un arbitraje internacional: aspectos que incluyen desde la mejora de la seguridad y el respeto por la privacidad hasta garantías de libertad de expresión y fomento del acceso y la participación global. Existen otras organizaciones internacionales que pueden abordar estas problemáticas pero no pueden abstraerse completamente del transfondo técnico, como por ejemplo, la supervisión de los cambios en la zona raíz. Este último anuncio de quitarle a ICANN el control sobre el contrato IANA es una jugada que forma parte de una contienda localizada en un campo de batalla mucho más amplio, cargado de intereses geopolíticos, y que ha sido cuidadosamente decidida dentro de una estrategia definida. Estados Unidos es sumamente consciente de lo que implica abrir la gobernanza de Internet a cualquier organismo internacional de naturaleza multi-gubernamental, y está tratando activamente de evitarlo, dado que el status quo existente es sumanente ventajoso para el gobierno y la industria estadounidense. Otros, deseosos de disminuir este dominio absoluto, encuentran prometedor el control externo.

Con esta jugada, Estados Unidos ha anticipado y se ha adelantado a las consecuencias de un creciente descontento internacional sobre su desproporcionada influencia en la red, particularmente luego de la reciente explícida oposición de los líderes europeos y brasileños. Un tercio de las 187 presentaciones de la NETmundial de abril llamó a la internacionalización y reforma de ICANN e IANA. Ésta fue también una importante conclusión de la comunidad de Internet en la Declaración de Montevideo, en octubre pasado, por lo cual el gobierno de Estados Unidos ya conocía el conflicto que se avecinaba. La movida del viernes pretende contener el debate y garantizar que Estados Unidos continuará manteniendo firmemente el control de las discusiones.

El perspicaz objetivo de evitar la entrega del control a gobiernos extranjeros se pone claramente de manifiesto en una condición impuesta para aceptar el traspaso: que el gobierno “no va a aceptar una propuesta” para la transición del contrato IANA, que involucre una “organización inter-gubernamental, u organización dirigida por gobiernos”. Al mantener el control de ICANN, donde gobierno e intereses corporativos se funden en gran medida, Estados Unidos mantiene un control de facto. Sostiene su posición señalando el fantasma de la censura, la balcanización de la red y la burocratización, resultados que supuestamente se derivarían de una mayor participación gubernamental. Lo que oculta es que hay muchos jugadores en la comunidad internacional y que las soluciones inter-gubernamentales son una parte necesaria para conseguir un sector privado responsable, así como también asegurar que las demandas por seguridad, privacidad, libertad de expresión, participación amplia e igualdad de acceso sean atendidas. De nuevo, las presentaciones NETmundial muestran que estos son asuntos que preocupan a un número considerable de grupos de interés, pero que podrían quedar relegados en medio de muestras de devoción al sistema ICANN y sus bendiciones multistakeholder, manteniendo la gobernanza de internet en el ámbito privado, bien lejos de la supervisión inter-gubernamental. Esto sería un resultado decepcionante para cualquier persona preocupada por la influencia asimétrica de Estados Unidos sobre la red, por muy loables y necesarios que fuesen en el pasado.

Mark Zuckerberg y Barack ObamaEl CEO de Facebook Mark Zuckerberg y el Presidente Barack Obama (2011) [wired]

Es intrigante cómo para muchos el profundo escepticismo anti-gubernamental post-Snowden no ha sido acompañado de un grado similar de reacción contra las grandes corporaciones privadas. Por supuesto, si GCHQ [la NSA británica] fue capaz de espiar las webcams de los video chats de Yahoo, no debemos olvidar que Yahoo tiene a su disposición todo el archivo completo, regulado en virtud de sus propias políticas, que puede cambiar a voluntad. Una cosa es hurgar en los datos amparándose en los riesgos de seguridad nacional, pero parece que otra muy distinta es hacerlo simplemente para obtener ganancias. Todo el mundo ama y confía en Google, pero ¿qué pasará cuando sea desafiado —que inevitablemente lo será— por la competencia? La nueva generación de aplicaciones inteligentes de suscripción paga con cifrado de extremo a extremo para correo electrónico y búsquedas, destinada a aquellos que estén dispuestos a pagar algo por su privacidad sólo está esperando para suceder, y daría lugar a un éxodo masivo de valiosos datos.

Nos preocupa la regulación gubernamental de la libertad de expresión en YouTube, pero ¿qué pasa cuando YouTube es quien regula esa libertad? Si el CEO de Facebook puede hacer una llamada y reclamarle al gobierno transparencia pero nadie cuestiona la idoneidad de la propia Facebook para la supervisión y regulación internacional, esto nos indica que estamos caminando cándidamente hacia una relación demasiado ingenua con los reyes de los datos privados de la web. No hay nada benigno en las intenciones de una corporación privada, llena de accionistas codiciosos y con un stock en rápido declive. Con las autopistas de la red dominadas tan íntimamente por un puñado de empresas globales de alta tecnología —principalmente estadounidenses— sería prudente anticipar el potencial de incendio de su posible caída. Este es un motivo más de por qué una entidad privada como ICANN, inexplicablemente —excepto para sus propios miembros, cargados de intereses de empresas privadas estadounidenses y con gobiernos mantenidos en rol consultivo— es un preocupante mecanismo distorsivo para regular el futuro de Internet.

Nota

(*) El resaltado no corresponde al artículo original.