Salvo excepciones, ni los políticos ni los partidos políticos en Argentina tienen desarrollada una agenda propia sobre propiedad intelectual. Legislan espasmódicamente, a veces dejándose llevar por la llamada de una celebrity o el discurso de un embajador, y otras veces reculando frente a alguna reacción furibunda inesperada.
Ahora es Elisa Carrió, principal referente de UNEN, quien arremete con un proyecto de ley que propone extender el plazo de las restricciones del «derecho de autor» sobre las fotografías, de razonables 20 años post publicación (como es actualmente) a 50 años post mortem, es decir, medio siglo luego de la muerte de la persona que hizo click en la cámara fotográfica.
Pero la perla del texto es la retroactividad: no es «de aquí en más» como pasa con todas las leyes (que no sean sobre copyright), sino que viaja en el tiempo y nos amenaza con criminalizarnos desde el pasado —un clásico. Las imágenes que ahora ya se ganaron el Dominio Público según la ley vigente lo perderán y volverán a dominio privado si quedan incluidas dentro de los nuevos plazos establecidos. Por lo tanto un porcentaje importante de los acervos de imágenes que actualmente están accesibles legalmente en sitios web de archivos, bibliotecas, y principalmente Wikipedia, tendrán que dejar de estar online (como le pasó a la marcha peronista cuando extendieron la duración de los fonogramas).
Recep Tayyip Erdogan, el Primer Ministro de Turquía, continúa su guerra contra internet. En estos días parece estar llegando a su apogeo: leyes de censura draconianas, bloqueos a Youtube, Twitter, TOR y DNS alternativos. La historia comenzó en 2013 con un puñado de ecologistas defendiendo los árboles de un parque contra la construcción de un shopping y terminó con una revuelta social que hizo temblar al gobierno turco, con gran protagonismo, según se informó, de las “tecnologías sociales dos-punto-cero”. La evidente reacción desesperada del gobierno contra la internet que “interpreta la censura como un daño y la evade”, parece colocar a la red —en una primera lectura— como una amenaza para el poder. Sin embargo el gobierno turco (quizá siguiendo los consejos del mismísimo CEO de Google) también puede aprovechar en su beneficio las “tecnologías de la vigilancia dos-punto-cero”, que constituyen el core de internet desde el día que los servidores generaron su primer log.
Zeynep Tufekci es socióloga y licenciada en informática. De origen turco, desarrolla su carrera académica en Estados Unidos estudiando la interacción entre nuevas tecnologías y sociedad. Ya sea en medio de los gases y la represión en el Parque Gezi, o en una conferencia llena de expertos en marketing político aplicado a internet, Zeynep tiene acceso a información de primera mano y reflexiona sobre el papel de la tecnología en la emancipación —ó manipulación— social, en este (muy) extenso pero ameno ensayo publicado en Matter.
Según indican las noticias de estos días el gobierno de Estados Unidos “cedería el control de internet”. Quizá el gobierno de Estados Unidos sí, pero las corporaciones estadounidenses, definitivamente, no.
Julia Powles lo explica en este artículo publicado en la versión británica de la revista Wired. Vale la pena leerlo.
Estados Unidos se compromete a reducir su dominio en la red. No se deje engañar.
por Julia Powles, traducido por derechoaleer*.
La batalla por el futuro de la Internet ha comenzado en serio. Pero primero un poco de paciencia: la cuestión es enormemente técnica, pero también enormemente importante.
Como Internet surgió, creció y prosperó primero en Estados Unidos, el gobierno estadounidense siempre tuvo una relación especial y una desproporcionada influencia sobre lo que ahora es considerado como un bien público global. Aunque Estados Unidos se ha mantenido reticente a renunciar a su papel de administrador de Internet, esta posición se ha vuelto cada vez más insostenible, en especial mientras las revelaciones del escándalo Snowden/NSA siguen sacudiendo la confianza global.
“Actualmente la eficacia urbana depende no sólo de la infraestructura física («capital físico») con la cual esté provista la ciudad, sino también, y cada vez más, de la disponibilidad y calidad de la comunicación del conocimiento y de la infraestructura social («capital intelectual» y «capital social»). Esta última forma de capital es decisiva para la competitividad urbana. Es en este contexto es que el termino «ciudad inteligente» se ha introducido como un concepto estratégico para abarcar los factores de producción urbana moderna en un marco común de análisis y para poner en relieve la creciente importancia de las Tecnologías de Información y Comunicación (TICs), y del capital social y ambiental, en los perfiles la competitividad de las ciudades.”
Hay que decir que la pluma de Evgeny Morozov se deja tentar fácilmente por el sarcasmo, cierta arrogancia y alguna pretensión literaria. Puede ser el deleite de algunos (nos incluimos), pero también conspira contra la posibilidad de que sus ideas lleguen al gran público (geek). Esta semana Morozov inauguró el ciclo ‘Ciudad abierta’ en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona con una conferencia que generó gran expectativa —según cuenta Bernat Puigtobella en ésta reseña. El artículo (en catalán) resulta ser un ameno pantallazo sobre las alertas que Morozov suele realizar acerca del transfondo neoliberal que impregna sutilmente el discurso de Sillicon Valley cuando fundamenta sus “soluciones”, por lo general adoptadas acríticamente por derecha e izquierda, camufladas en el mantra neutral de la tecnología:
Evgeny Morozov: ‘Quizás sea la hora de nacionalizar Facebook y Google’
por Bernat Puigtobella (traducido del catalán por derechoaleer*)
Según Morozov, las grandes empresas TIC nos han querido hacer creer que el cambio de paradigma que estamos viviendo es eminentemente tecnológico, pero obvian que es también político. La Internet de las Cosas será pronto una realidad que nos hará la vida más fácil, pero que también obligará a los ciudadanos a aprender unas nuevas normas de conducta. “Se nos presenta la tecnología como una vía de generar innovación, pero en realidad es una manera de generar nuevos hábitos en el ciudadano, que debe ser reformado para adaptarse a unos cambios. En lugar de regular las empresas y los políticos, el ciudadano debe doblegarse a unas nuevas normas que al final podrían beneficiar sólo a cuatro grandes empresas”, afirmaba Morozov el lunes en el CCCB.
A Beatrix Potter jamás se le permitiría casarse con nadie “que necesitara trabajar para vivir”. La industria del estampado “calicot” y la construcción naval le entregaban suficientes rentas a sus victorianos progenitores como para que ellos, sus hijos y sus nietos no conocieran privaciones de por vida. Al igual que su hermano Walter, Beatrix pasó su solitaria infancia y adolescencia en Manchester, rodeada de niñeras en institutrices. Sus talentos artísticos se revelaron tempranamente. Recibió lecciones privadas de arte y desarrolló su propio estilo, prevaleciendo la acuarela como técnica.
Apasionada por la ciencia, y en particular por la botánica como todo buen victoriano, sus ilustraciones e investigaciones sobre líquenes y hongos llevaron a que su tío, Sir Henry Enfield Roscoe intentara su admisión como estudiante en Kew Gardens. Sin embargo, entre las competencias requeridas por los Jardines Reales para ingresar había una que Beartix no pudo cumplimentar: ser hombre. Tampoco pudo presentar su trabajo sobre la “germinación de esporas de Agaricaceae” en la Sociedad Linneana de Londres por contrariedades semejantes. Su colega George Massee fue el encargado de leerlo. Hubo que esperar un siglo, hasta 1997, para que la Sociedad Linneana —la legendaria institución científica consagrada a la taxonomía— realizara una disculpa póstuma a Potter por el trato sexista que recibió. La joven científica Ali Murfitt, vestida con ropa de época, fue la encargada de leer por Beatrix esta vez.
“La pornografía infantil es genial […] Es genial porque los políticos entienden la pornografía infantil. Si jugamos esa carta, podemos hacer que tomen acciones y que empiecen a bloquear sitios –y una vez hecho eso podemos hacer que bloqueen los sitios que comparten archivos.”
Johan Schlüter, abogado, miembro de un grupo antipiratería de Dinamarca1
Como dice un viejo ciber-refrán: “si en una sala de chat alguien te dice que es una mujer, lo más probable es que sea un hombre, si te dice que es un hombre, lo más probable es que sea un niño y si te dice que es un niño, lo más probable es que sea un agente del FBI”. Internet puede ser un baile de máscaras y como todo usuario conoce, un oportuno paraíso liberador para la simulación, el anonimato y los fakes (o solía serlo). Sin embargo, también hay un lado oscuro en esta historia: el grooming, y el ciberbullying. Y un lado aún más oscuro: los intentos de leyes contra el grooming o el ciberbullying.
Pero antes de seguir avanzando con términos que empiezan con el prefijo “ciber-“, conviene deternese y explicar algo, al parecer particularmente complejo de entender para abogados y legisladores. Sabemos que es un concepto difícil, pero seguiremos insistiendo hasta que se entienda: el ciberespacio no existe. En efecto, por asombroso que parezca, “el mundo virtual” ese del que se habla tanto2, no se encuentra en ninguna dimensión independiente, universo paralelo, o planeta extrasolar, se trata de una metáfora para referirse a personas de carne y hueso que están en el planeta Tierra, generalmente adentro de las fronteras de los estados nacionales, comunicándose a través de dispositivos electrónicos peculiares y por lo tanto —atención con esto— sometidos a las mismas leyes que rigen para el resto.
“…la realidad indica que si cerraran las fotocopiadoras de nuestro país y se limpiaran de la red todos los pdf la educación argentina terminaría por sucumbir sin remedio a la noche de todos los tiempos.”
Filosa observación de Dardo Papalia, que parece que conoce el paño….
Todos sabemos que existe un acto aún más ruin y miserable que fotocopiar un libro: donarlo a una biblioteca. Si el fotocopiado otorga a los lectores la posibilidad de acceder a un libro eludiendo las rentas que sostienen a nuestra benemérita industria editorial, la biblioteca es todavía peor: permite que un libro pueda ser leído impunemente por miles de lectores a través de los años sin la necesidad de ingresar un centavo a la cuenta de ningún editor o autor. Pero sobre la peligrosidad de las bibliotecas volveremos al final.
En 2009, el “Centro de Administración de Derechos Reprográficos” –CADRA– firmó un acuerdo con la Universidad de Buenos Aires, que comprometió a esta última a abonarle una cifra cercana a los cuatro millones de pesos“per annum” en concepto de “compesación” por la desvergonzada actitud de sus más de 300.000 estudiantes, quienes cada año reinciden en el osado hábito de darse acceso a la bibliografía que sus docentes les arrojan inevitablemente en cada cursada… aunque resistiéndose a dejar un sueldo completo comprando libros en la librería. Es decir, hacen uso de esa algo-más-económica-y-práctica tecnología conocida como “fotocopiado”, que permite, entre otras cosas, disponer del capítulo de un libro, sin la necesidad de comprar el libro entero, incluso de ediciones agotadas.
La década neoliberal argentina y la burbuja puntocom se derrumbaron el mismo año, en 2001. De las cenizas unopuntocero renació la llamada web 2.0 (“renació” nunca tan bien usado: “dospuntocero” es sólo un refrito de ideas de la World Wide Web de sus inicios, pero con un poco más de marketing corporativo). Y de las cenizas del neoliberalismo peronista de los 90, renació un peronismo peronista del siglo XXI que decidió reciclar algunos olvidados valores de su tradición, con un poco de marketing de izquierda, claro está.
El primer hito de la historia de los blogs se produjo en 2002, con el escándalo y dimisión de Trent Lott a la jefatura de su bancada en el senado estadounidense. Se vio obligado a renunciar luego de hacerse públicos algunos comentarios racistas, ignorados por los medios mainstream, pero no por los blogs. Segun Lawrence Lessig en “Free Culture” la renuncia de Lott no se hubiera producido si no fuera por los nacientes blogs. En 2002, con el gobierno de Eduardo Duhalde comenzó un nuevo ciclo político en la Argentina que llega hasta el presente. Como se repite por estos días, un épico 25 de mayo de 2003 Néstor Kirchner asume la presidencia. Dos días despues, el 27 de mayo, Matt Mullenweg anuncia el lanzamiento de la primera versión de WordPress. Para quienes nos iniciamos con esta internet dospuntocerista de blogs, wikis, y plataformas sociales de todo tipo —de las buenas y de las malas—, internet y el kirchnerismo, prácticamente vienen en un mismo combo.
Esta es la primera de 5 o 6 entradas reseñando sucesos de la década blogueada de Néstor y Cristina, desde los ciber-temas de siempre: copyfight, internet, vigilancia, software libre, Microsoft…
(Animación —ver en Youtube— realizada por los alumnos Juan Francisco De Paula y Marisa Dapuente para el Proyecto de Recuperación de la Memoria del ex Centro Clandestino de Detención y Tortura “Club Atlético”, para la materia Diseño Gráfico 2, Cátedra Rico, FADU, UBA, 2008.)
Hoy sábado 26 de abril se realiza el Festival Latinoamericano de Instalación de Software Libre, el evento anual de software libre que se despliega por toda América Latina y España, con la participación de casi 300 ciudades con sedes confirmadas en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, lo cual lo convierte en el evento de Software Libre más grande del mundo.